"El Caso Imposible De Los Wood"

"𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐋𝐕𝐈𝐈𝐈"

“Dolor e Impotencia”

BLAIR

No supe en qué momento el neandertal de Park me había dejado inconsciente, pero ahora respiraba irregular, y me dolía un poco la cabeza, como si hubiera dormido en una posición realmente incómoda.

Miré mi alrededor, un salón con muebles un poco anticuados y una chimenea encendida. El parqué estaba ligeramente sucio, con rastros de polvo por doquier. Las ventanas estaban cerradas resguardando el interior con oscuras cortinas marrones, un tanto semiabiertas.

Intenté moverme y no lo logré, no cuando mis manos estaban sujetas a los reposadores de una silla. Los nudos de la cuerda estaban tan apretados que me hacían daño. Por un instante tuve una sensación de deja vú.

—Buenas noches, bella durmiente —se acercó y lanzó su trasero el mullido sofá

—¿Dónde estamos?

—En New Peace ¿te suena? —recordaba vagamente ese nombre, puesto que unos primos lejanos míos tenían una casa de campo ahí.

—No estoy segura...

—Está a cuarenta y cinco kilómetros de Kenweech, es un pequeño pueblo casi abandonado, nadie nos encontrará aquí...

—¿Pretendes matarme? No me darías la ubicación exacta si ese no fuera tu cometido

—¡Eres muy inteligente, Blair! —aplaudió una sola vez para luego inclinarse hacia adelante —lástima que no lo fueras conmigo...

—Gilipollas —solté asqueada.

Lo atractivo que creía verle a ese hombre se había esfumado a otra galaxia muy lejos de aquí. Ya lo miraba y solo pensaba en me repugna y en lo estúpida que había vuelto a ser...

—¿Te cuento nuestros planes de esta noche? —su emoción no la compartía

No respondí

—¿O primero quieres que te recapitule todos los momentos en dónde te he visto la cara de tonta y tú ni cuenta?

—Preferiría que me respondieras unas cuantas preguntas antes de morir, así podré hacerlo en paz... —sonreí sin gracia.

—Las que quieras, tenemos —miró su reloj de pulsera —básicamente toda la noche, ya la mañana no porque para ese entonces debes estar muerta.

Qué lo dijera tan normal me causaba pesadez en el estómago.

—¿Por qué seguís esa estúpida secta?

—Más cuidado con tus palabras, Blair...

—¡Oh venga! Puedo ofenderte a tí, pero a tu círculo de locos ¿no? —desafié

—No es muy inteligente de tu parte hacer estas cosas, podrías acelerar tu muerte —se inclinó hacia atrás en el sofá.

—¡Y qué más da! Al final sucederá ¿no es así?

—¿No le temes a morir?

—Le temo a la ansiedad que me provoca que no me estés respondiendo de una puta vez —aclaré

Park mostró esa dentadura perfecta de psicópata que le quedaba genia con el momento.

—Y pensar que por un montón llegaste a despertar mi curiosidad y no hablo de solo perseguirte para saber que tramabas... Eres una chica con agallas.

—¿Y bien? —obvié sus palabras.

—Es una forma de vida, Blair, cada cual tiene la suya y la amolda a su forma, simple.