"𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐈𝐗"

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"Un Revoltijo de Sentimientos"

BLAIR

—¡Lissa! ¿De qué narices va esto? —la voz de Dylan llenó el incómodo silencio que se había hecho en el salón de la casa.

Frida se soltó del agarre de la alimaña rubia e intentó escabullirse entre la masa de cuerpos. La cara de la chica era pura vergüenza e impotencia, era notable que se sentía extremadamente mal por el show, aunque hacía falta mas detalles para entenderlo todo.

—¡Apareció Dylan Campbell! —exclamó ella fingiendo alegría.

Miré a Ariona que miraba a su hermana con repugnancia, como si estuviera agotada de solo mirarla. Estaba segura que la relación entre hermanas de esas dos no era para nada sencilla, sentía que había mucho más dentro, más de lo que la gente podía llegar a entender. Lissa era la típica chica popular, con miles de amigos y como no, una reputación que mantener. Sin embargo, Ariona era más tímida, recatada y se notaba que no tenía los mismos pensamientos que su hermana.

—Creo que deberíamos irnos... —mencionó Ariona tomándome del brazo

Pero no me moví, me quedé expectante a lo que diría Dylan

—Estás borracha, deja de hablar idioteces —Dylan intento llevársela pero ella no cedía

—Oh no no, quítame tus sucias manos de encima, folla gordas, que bajo has caído, Dylan. Me siento tan asqueada de haberte dado una oportunidad, tu nunca serás como él... —no sé a qué se refirió con eso, pero Dylan se puso rojo del enojo.

Tu nunca serás como él...

¿De quién hablaba?

—Blair, vámonos, no quiero seguir presenciando esta mierda... —Ariona no me dejó elegir

Simplemente me arrastró hacia el jardín, privándome de escuchar el espectáculo. Quería saber más, quería entender a qué se refería Lissa con tú nunca serás como él, tenía muchas dudas en mi cabeza, pero tampoco podía dejar que Dylan me viera, era mejor así. No quería que sacara conclusiones o que se pusiera aún más en alerta.

—Lo siento por lo de antes, mi hermana es realmente repulsiva —la vergüenza en los ojos de Ariona era notable

—No te preocupes, no tiene nada que ver contigo.

Suspiró e intentó sonreír

—¿Te apetece algo de beber? Es que veo que no te le has dado ni un trago a la bebida, por lo que supongo que no eres de ron ¿o me equivoco?

—Has dado en el clavo jeje.

—¿Chupitos de gelatina con vodka?

—Me parece bien —respondí con una sonrisa.

—Enseguida vuelvo.

Se perdió por el jardín trasero y me senté sobre un columpio de hierro. Me mecía suavemente, mientras veía a la gente pasar. Era increíble como los humanos parecían volverse animales en las fiestas, no sentían ningún tipo de vergüenza o pudor a la hora de hacer las cosas, sus instintos más irracionales aparecían volviéndolos animales salvajes. La gente se besaba con desenfreno, se tocaban sin el más mínimo ápice de cordura, como si en el mundo solo existiera ellos, pero ni hablar de como bebían, como si no tuvieran hígados o les valiera tres hectáreas de mierda su salud.

Pensando en todo eso, siempre llegaba a la misma conclusión:

¿Ellos eran los raros o lo era yo?

¿Qué era lo correcto?

"El Caso Imposible De Los Wood"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora