"𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐋𝐈𝐕"

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¿Quién soy, Blair?”

BLAIR

Lo solté, se lo lancé como balde de agua fría y se sintió liberador, hasta el punto de poder respirar con normalidad nuevamente.

Sentía una opresión en mi pecho además de un calentamiento tortuoso en los pulmones. No sabía cuánto tiempo había tardado en respirar cuando solté eso último, pero lo suficiente para sentir que se estrechaban los conductos respiratorios.

Ayanz se quedó inmóvil, como una estatua, y se debía a mi confesión, que no era del todo absurda y viendo su reacción lo más seguro ¡Y me apostaba mi casa en Billtown! es que hubiera dado en el mismísimo clavo.

—¿Ahora no respondes? —incité a su lado desesperado a hablar.

—Estás completamente loca, Blair Hanks...

—¿Loca yo? Me perdonas, pero yo no tengo un cuarto secreto detrás de un armario donde guardo corazones en formol, cariño

—¿Quieres una explicación sobre eso, Blair? ¿Quieres que te diga de quién son esos corazones? ¿Quieres que te cuente la puñetera verdad?

No me gustaba el tono de voz que había adquirido y mucho menos su expresión maniática lista para devorarme. Se acercó tanto a mi que me dejó sin espacio, sin tener a dónde moverme contra la pared, sus brazos quedaron a mis costados y su poderoso cuerpo sobre mí, quitándome el aliento.

—Eso llevo queriendo desde que llegué aquí... —asumí levantando el mentón.

—Pues bien —soltó y sonrío maquiavélico, como un muñeco poseído.

Y por primera vez en mucho tiempo sentí miedo de escuchar, de ver ese rostro que nunca antes había visto tan desfigurado de emociones. Porque sí, Ayanz podía influir miedo solo con mirarte, pero de esta manera nunca me lo esperé. Estaba alterado lo podía notar, pero era como si por primera vez en mucho tiempo quisiera sacar su verdadero yo, ese que llevaba reprimido por tanto tiempo.

—¿Crees que soy inocente, pequeño armiño? —se relamió los labios expectante de mi respuesta

—A estás alturas ya no sé ni quién eres.

Y por un segundo ví un atisbo de dolor, pero supo evadirlo rápido.

—Pues soy todo lo que está mal, todo lo contrario a lo que esta cabecita idealizó —me señaló la sien con su dedo índice —no soy el héroe, Blair, nunca lo he sido, pero tampoco fuí inocente, eso solo lo creíste tú.

Y por un segundo me sentí estúpida.

—No solo yo creo que eres inocente...

—¿Ah no? ¡Porque no veo a nadie más por aquí exigiendo respuestas ni queriendo reabrir el jodido caso! ¿Dónde están, Blair? ¿Dónde están esos que creen ciegamente en mi inocencia tanto como tú?

Me mordí el labio.

—Turner, él cree...

Y no me dejó continuar, su risa macabra inundó todo el lugar haciéndome estremecer.

—¿Turner? ¿El farsante de Turner? —comenzó a aplaudir como si le hubiera hecho el mejor chiste del mundo —Blair, Blair, Blair... A veces siento que tu inteligencia falla y muy continuamente...

—¿A qué te refieres? —cuestioné

—No te has preguntado ni siquiera por un instante ¿cuánto de este lugar es cierto y cuánto no? Todas las personas que te rodean son FALSAS, ¡MIENTEN! Yo encabezando la lista, porque desde el momento uno te has tragado todas mis mentiras.

"El Caso Imposible De Los Wood"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora