Capítulo 11. Instintos y sus consecuencias

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Este era el momento. Era su decisión. Lo estaba pidiendo porque sabía que de esta forma sería mejor, sería pasable, hasta podría disfrutarlo y olvidarse del miedo a la anticipación. Por eso no soltó a Enzo, no soltó su mano, en el último gramo de su consciencia sabía que eso era lo que debía hacer, entregarse a él por esos momentos, calmar el dolor que sentía, cumplir con su lugar, con lo que tenía que hacer. En celo era más fácil, sus hormonas lo controlaban, su cuerpo respondería, no habría miedo ni pensamientos que le hicieran retroceder y el alfa lo sentiría genuino. Solo de esa manera podría hacerse. O eso creía.

—No quieres esto.

Sí que quiero. —Tiró de la mano del alfa y notó que su resistencia ya no existía porque se dejó. Enzo puso sus brazos en cada lado, cubriendo con su cuerpo a Matías, mirándolo de cerca.

Dijiste que era tuyo... pero me dejas ir por ahí sin una marca... sin tu esencia, sin nada. Cualquiera podría pensar que en realidad no soy tuyo... un anillo no significa nada. —Su voz sonaba temblorosa, pero su dulce tono de omega ya era imposible de no utilizar y aunque apenas podía hilvanar los pensamientos, trataba de mantenerse coherente, que el dolor no le hiciera estremecerse más.

La mirada intensa del alfa le ponía inquieto, pero a su vez sus pensamientos estaban llenos de otras cosas, pero en específico de la necesidad de que ese alfa hiciera algo.

—Sé lo que quieres... no quiero que sientas mal después... promete que no. Solo quiero a ti, mío, siempre. —Enzo dijo, su voz sonaba más gruesa que de costumbre, así que Matías se embobaba con esto, por lo que solo asintió.

—Usa tus palabras. —Le ordenó y Matías volvió a asentir.

Sí... Quiero esto, por favor. Enzo...

La aceptación fue lo que eliminó el miedo de la anticipación, así que solo se dejó llevar por aquellas manos que lo acomodaron en la cama y retiraron su ropa.

Su fiebre era intensa, pero el tacto del alfa parecía que aliviaba el dolor que esta provocaba y el aroma de sus hormonas cubriéndolo fue suficiente para mejorar la respiración tan agitada. Abrió las piernas, le dio espacio y acceso a su cuerpo cuando estuvo desnudo frente a él. Tampoco hubo la vergüenza que sintió que tendría, se había esfumado debido a la necesidad que le inundaba la cabeza, eliminando todos sus muros emocionales.

Enzo se desnudó también, sin muchas presuras, pero agradeció que quedaran en las mismas condiciones, al menos de esa forma se sentía más real. El alfa recordaba definitivamente el hecho de que Matías era virgen, que esta era la primera vez que estaría con alguien, con un alfa, porque fue cuidadoso y tranquilo.

Lo besó tanto como quiso, disfrutó de sus labios, hasta que Matías comenzó a jadear encima de los labios de Enzo, necesitado de aire. Su rostro estaba rojo y sus ojos con un brillo febril que el alfa adoraba, por lo que siguió, esta vez repartió besos en el cuello del omega, lamió su glándula de donde se emanaba el delicioso aroma a arándanos y miel, lo que hizo que el menor se estremeciera por las caricias en una zona tan íntima para los omegas como él.

El Aroma del alfa lo cubría por completo, se sentía correcto lo que estaba pasando, así que dejó que su lobo tomara el control por completo. Su celo había entrado en la etapa más fuerte, así que de ahí en adelante solo sería su instinto y el alfa frente suyo.

El omega sufrió un fuerte espasmo y gimió de dolor debido a esto, pero el alfa le mordió encima de la glándula de su cuello, una mordida superficial, que no abrió su carne, pero que hizo que el omega se relajara de inmediato, sosegando el dolor de su interior.

Enzo puso su mano entre las piernas del omega, acarició su entrada con sus dedos, llenándose de lubricante en estos y disfrutando la sensación tan caliente y húmeda, el omega estaba listo, pero quería disfrutarlo de todos modos, así que empujó lentamente un dedo dentro suyo y notó que el omega temblaba y se relajaba sobre la cama. Con una mano se sostuvo del hombro del alfa y cerró los ojos.

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⏰ Última actualización: Jun 28 ⏰

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Sangre en tus manos [Enzo x Matías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora