Capítulo 7

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Lucifer entro a su habitación mirándola de arriba a bajo antes de ingresar por completo a esta, camino recogiendo uno que otro pato de hule tirado en el suelo, honestamente no se sentía agotado pero tampoco tenía ganas de convivir, se quitó su sombrero y se dio una mirada rápida al espejo forzando una sonrisa.

-Esto es ridículo-. Murmuro para si mismo.

Camino hacia su cama hasta que casi tropezó con algo en el suelo, dirigió su vista hacia el suelo notando la radio que Alastor le "regaló", ¿realmente podía llamarlo regalo?, ni siquiera podía recordar el como llegó a su habitación pero sabía que era de Alastor, desde ella le había hablado esa mañana.

La tomo y coloco de nuevo en su mesa de noche, le sacudió un poco el polvo que pudo haber adquirido, era la primera vez que se daba cuenta que no le había dado una limpieza a esa habitación desde que tomó la decisión de quedarse un indefinido tiempo en el nuevo hotel de Charlie.

-Supongo que podría limpiar para matar en tiempo, ¿no?-. Hablo para sí mismo.

Tomo otro pato de hule del suelo y lo acomodo en una de sus repisas y noto lo empolvados que estaban, le verdad era que no tenía ganas de ordenar toda la habitación, pero acomodar su colección de patitos podría ser un buen inicio.

-Ok Lucifer, ordenemos patos hasta la cena, no queremos que todos piensen que eres un perezoso, si Alastor sigue entrando a mi habitación en las mañanas empezará a catalogarme como un holgazán-. Hablo mientras seguía acomodando y limpiando pato tras pato hasta que acomodo la primera fila.- ¡JA, toma eso Alastor! ¡¿Quien es el flojo ahora?!

[...]

Mientras tanto Alastor caminó tranquilamente por el barrio caníbal, viendo a sus habitantes tan tranquilos y civilizados, sería así hasta que llegase el próximo exterminio donde podrían darse un bufet con los restos de los pecadores, se preguntó vagamente si a alguno le quedaba carne de ángel.

Avanzó hasta llegar al "Rosie's Emporium", abrió la puerta ingresando al lugar mientras el la melodía de la campanilla anunciaba su llegada, el lugar no estaba muy lleno como era la costumbre, apenas llegó captó las miradas de los caníbales que para esas alturas no era raro verlo por ahí hasta que escucho la dulce voz de quien estaba buscando.

-¡Alastor! Querido ¿Que haces aquí tan pronto? ¿Será que me extrañabas?-.

-Rosie, querida, como siempre es un agradable gusto verte-.

La mujer le sonrió con dulzura mientras enredaba su brazo con el suyo para guiarlo hacia una pequeña sala con solo dos sillones sencillos y una mesita con un juego de té.

-Tan encantador como siempre Alastor pero tengo que ser brutalmente honesta contigo, amo tus vistas y lo sabes, pero si empiezas a venir a menudo esto empezará a volverse... como lo digo, un inconveniente para mi negocio, no todos podemos tomarnos el tiempo para hacer cosas como, mmm ¿no lo sé? Como desaparecernos 7 años por ejemplo-. Le confesó con un ligero tono humorístico en su voz.

-No te preocupes querida, lo entiendo perfectamente, eres una mujer ocupada y eso está bien, pero tengo que confesarte que era muy necesario que viniera-. Le contestó siguiendo a la mujer con la mirada mientras esta tomaba asiento.

Realmente no planeaba quedarse mucho tiempo.

-Oh ¿enserio? Y ¿cuál podría ser la razón de tenerte aquí tan pronto? ¿Necesitas información de algún pecador necesitado de hacer un trato con un demonio como tú?-. Contestó mientras se servía un poco de té en una de las finas tazas de porcelana sobre la mesita.

-Tentador, pero no, de echo le estoy haciendo un favor a un amigo-.

-¿Un amigo? Jaja, muy gracioso Alastor, pero ambos sabemos que tú no eres de muchos amigos y mucho menos de los que hace favores, no si es de gratis-.

*º~Una razón para vivir~º*_[AppleRadio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora