Astrid se va de vacaciones a casa de sus abuelos en un pueblo casi desconocido a fuerza de su madre. Ahí conoce a gente que cambiará su vida por completo. Entre cosas fantásticas y que nunca podría haber imaginado hasta historias oscuras de las pers...
"Pero mamá, ¿de verdad tengo que ir? Esque todo el verano...y además no conozco a nadie...¿hay cobertura acaso? ¡Esto es un suicidio social...porfavor mamá...¿de verdad que no-"
"¡Astrid, por dios, deja de quejarte!" -Mi madre me interrumpió. No quería mirarle, pero de reojo, desde el asiento del copiloto, podía ver como agarraba el volante con fuerza, estaba tensa y enfadada. A ver, por un lado la entendía, al fin y al cabo llevaba todo el viaje dando por culo, pero...- "Te lo he repetido un millón de veces. Tengo que...hacer unas cosas este verano. Te quedarás en casa de tus abuelos estas vacaciones y punto. Además, estamos llegando ya." -Ví como fruncía el ceño, y el cambio de voz que tuvo cuando se intentó excusar por dejarme aquí todo el verano. Sabía que no iba a trabajar solo. Estaba cansada de mi, cansada, exhausta y seguro no me quería ni ver. Al menos yo seguía intentando revivir el vínculo entre nosotras.
"Vaale..." -Susupiré, frunciendo un poco el ceño también. Reposé mi mentón en mi mano, y el codo en reposabrazos de cuero negro del asiento, mirando por la ventana no sin antes bajarla. Estabamos entrando en este pueblo que nadie, absolutamente nadie conocía en mi ciudad...y dudo que alguien más aparte de sus habitantes sabe de la existencia de esta pequeña villa. Mis abuelos eran raros, y seguro que los demás aqui también, aunque alomejor me podrían contar sus historias para entretenerme...
Eso si, la entrada al pueblo si que era bonita. Era un puente de piedras marrones con florecitas, que, por debajo, era un arco por el que pasaban los vehículos, aunque no creo que un camión pudiera pasar por ahí. Estaba todo rodeado por césped y hierba, flores, excepto por la carretera anticuada y, al parecer, en no muy buen estado, junto a ella, había una señal que indicaba que habíamos llegado a Centarsha. Hacía una calor increíble...espero que haya piscina.
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"¡Astrid, que mayor estás! Eres ya toda una mujercita...¡ay, pero si la última vez que te vimos eras una enana!" -Mi abuela exclamó mientras se acercaba a mi, nada más pisé la acera al salir del coche para agarrar mi maleta (bueno, mis) del maletero. Yo quería mucho a mi abuela aunque no tuviera casi recuerdos con ella, y tan solo recuerdos fuera de este pueblo, por alguna razón, pero, a veces, incluso si son las personas que mas quiero las que se acercan a mi con toda la ilusión y cariño del mundo, lo encuentro algo pesado.-
"¡Abuela, hola!" -Dije con una mueca forzada, y al parecer, mi madre se dió cuenta, porque cuando me giré a ella me lanzó una mirada que taladró mi alma. Volví a mirar a mis abuelos, ahora con mis maletas fuera, y me acerqué a darles un abrazo a los dos. El aroma de ellos dos es algo que recuerdo desde pequeña aunque mi memoria no sea de las mejores. Lavanda, si no me equivoco. Le hice un perfume a mi abuela con florecitas y lavanda (obviamente de esos mejunjes que solía hacer yo de pequeña), y le gustó, no sé ni cómo, pero al parecer empezó a comprar perfumes de lavanda desde entonces, mi abuelo se unió a ella.-
"A ti te gustaban los macarrones con queso, ¿verdad, Astrid?" -Mi abuelo Thomas empezó, y dirigí la mirada hacia él, ahora un poco más aliviada porque...los macarrones con queso era mi comida favorita y bueno, comida es comida, lo que significa felicidad para mí.- "Mary hizo un montón para ti...seguro que comemos lo mismo durante 5 días"
No pude evitar reír un poco, se preocupaban por mi y se ilusionaban pese mi ausencia en los años.
Me despedí de mi madre, y en su mirada pude ver desinterés, lo que me rompió un poquito...¿no se suponía que yo era su hija? Entonces...¿por qué ese odio hacia mi desde que...?
"Aquí, lo hemos decorado y todo, como dijiste que te gustaban las estrellas, el erizo este que corre que no veas y...el juego este...¿otoma era?" -Mary me llevó hasta lo que sería mi habitación y seguramente cueva, por los siguientes tres meses. Si, yo me pudreré aquí mientras mis amigos se lo pasan genial, hacen cosas nuevas, suben historias...y yo aquí aislada. El pensamiento me hizo resoplar mentalmente.-
"Otome, abuela..." -Reí, un poco avergonzada. Ella no tenía wifi para buscar lo que era, ¿cierto?- "Pero si, gracias...Me gusta mucho" -Sonreí, dejando mis cosas en el suelo, al lado de la cama.- "Se nota que os habéis esforzado."
La habitación tenía las paredes de tablones de madera blancos que iban en vertical, había una alfombra gris en el suelo marrón, una cama individual en la esquina izquierda, recubierta por una sábana azul de estrellas...también azules, pegada a la pared del fondo, la cual tenía una puerta de cristal que daba a una terraza. Había una gran ventana cubierta por unas pequeñas cortinitas blancas y semi transparentes, abajo de la ventana, un escritorio con un cuaderno nuevo y una caja de lápices, también nuevos, seguro que era un detalle de mis abuelos. Fuera, en la terraza, también habían planificado el sitio un poco. Había una alfombra larga y, adivina, azul, a lo largo, en el medio, un cojín. También había un telescopio y un par de cosas más.
Se me calentó un poquito el corazón. Era un poco recomfortante saber que había alguien que se preocupaba por mi aunque, no me gustaría que estuvieran encima mía todo el rato...sería sofocante.
"Bueno, pues todavía son las 3 y media...comiste en el coche, ¿cierto? Tu madre me dijo que parasteis a por algo en un restaurante..." -Dijo mi abuela mientras colocaba mis cosas.- "Bueno, tu sal a la calle, que todavía eres joven."- La frase me hizo rodar un poco los ojos mientras me acercaba a ella para ayudarle con las cosas.-
"Abuela, no te preocupes, ya lo pongo yo...tu no te preocupes" -Le dije con una sonrisa suave. No me gustaba que me tocaran mis cosas...no que ocultara algo, pero me ponía nerviosa no saber donde habían puesto cada cosa.- "Y si...ahora saldré" -Suspiré. No conocía a nadie y hacía mucha calor. No me iba a quedar en casa, ni siquiera tenía cobertura, y el ventilador me daba miedo, hacía un ruido que decía que estaba más que escacharrado, como si estuviera pidiendo que porfavor acabaran con él.
HOLAA, este primer mini capítulo es un prólogo e introducción para que el siguiente cap no se haga tan cargado y podáis situar la historia un poquito jeje.
La verdad es que es mi primera vez escribiendo en wattpad pero me da mucha ilusión que alguien más pueda leer las historias que publico :D He estado con esto en mente desde el año pasado, y me ha habido muchas personas que me han apoyado en el camino. Mis amigos fueron los que me impulsaron a empezar a escribir, los que me han motivado y animado, así que les quiero dar las gracias a todos. <33
