Capítulo 4: El castillo real.
—Ya estoy lista. —aviso mientras me posiciono frente al espejo que colocamos en el pasillo. Me pavoneaba frente a este de lado a lado admirando mi figura y lo hermoso del mismo. Sin duda me queda de maravilla. Era un vestido negro de tela lisa que se ajustaba a mi figura resaltando la misma. Este era largo y me llegaba hasta los tobillos. Tenía una apertura en ambos costados y al llegar a la cadera está apertura se dividía por pequeñas secciones sujetada por hilos formando una especie de escalera que me llegaba hasta un poco más abajo de la cintura. Tuve que usar ropa interior del color de mi piel para que, obviamente, no se viera la misma. He de admitir que la vestimenta era provocadora, sin embargo, en este mundo era un tipo de vestimenta muy normal. En cuanto a la parte superior, se sujetaba con finos tiros atados con moños en la parte trasera y un escote un poco pronunciado que sacaba a relucir el tamaño que habían adquirido mis senos con el tiempo.
La verdad es que mi figura había mejorado bastante y estaba agradecida con ello. De haberlo sabido, hubiese deseado ser una licántropo desde hace mucho tiempo.
—Estás hermosa, Aria. Sería un problema si encontraras a tu mate en el camino y se pusiera celoso de que otro hombre pudiera verte así. —eso era algo que realmente me molestaba. Aldric me había comentado los celosos y posesivos que podrían llegar a ser los licántropos con su mate. Era simplemente enfermizo. Yo nunca haría ese tipo de rabietas ni nada por el estilo.
—Muchas gracias por el cumplido —le contesto—. ¿Acaso no hay algún tipo de forma de ocultar mi olor durante el banquete?
Este sube una ceja, mientras se colocaba un moño color azul cyan con detalles dorados al igual que su traje.
—Es posible, pero ahora mismo solo cuento con una loción para ello. Podría hacerlo con magia, pero si me distrajera un segundo, el hechizo desaparecería debido a la gran complejidad de este.
Aldric me había comentado que en este tipo de banquetes distraerse resultaba fácil ya que tendría que cuidar de mí y de él mismo. Nunca se sabía quien podría volverse en enemigo al último segundo y echar todo a perder. También me había comentado que en ese tipo de ocasiones, debería ser fiel al Rey y protegerlo a toda costa con todas sus fuerzas, lo que implicaba desactivar cualquier hechizo activo de momento.
—Me parece bien entonces. ¿Cuánto tiempo dura el efecto?
—Medio día. Debes ser cuidadosa de que ninguna bebida caiga sobre ti porque podría diluirla.
—Que curioso, algo tan poderoso podría arruinarse con un simple vaso de agua.
—Así es, querida —da otro vistazo a su vestimenta en el espejo y se voltea hacia mí—. Ese peinado te queda excelente, pero aún falta algo.
De sus manos sale una luz un poco fuerte y de repente unos pendientes de oro con cristales rojos como la sangre aparecen en ellos. Aldric me los extiende y podría jurar que resplandecían como el diamante.
—Son hermosos —dije en un susurro mientras los tomaba en mis manos con mucho cuidado. Me los coloqué rápidamente y al mirarme en el espejo era como si me viera más hermosa que antes—. Son justo lo que necesitaba, muchas gracias.
Lo abrazo con cuidado de no arrugar su traje y este me corresponde. En todo este tiempo que hemos pasado juntos, me ha tratado como a su propia familia y siempre estaré agradecida con él por ello.
—Bien, puedo teletransportarme cerca del castillo y de allí deberemos tomar un carruaje hasta el mismo. En este tardaremos aproximadamente una hora y media para llegar. —dice.
—¿porqué no podemos teletransportarnos hasta allá?
—Estaba esperando que preguntaras. No se permite el uso de magia de teletransporte dentro de las instalaciones del castillo. Incluso si lo intentara, no podría hacerlo debido a una barrera que cubre el mismo creado por las brujas más poderosas del reino. —me guiña un ojo.
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Sangre de luna
Novela JuvenilEn un mundo de magia y secretos, Aria Blackwood descubre su verdadera naturaleza como mujer lobo de un linaje poderoso. Su destino se entrelaza con el enigmático Nikolai Draven, miembro de la realeza de lobos, en una historia de amor prohibido y luc...