Capítulo 1: El Encuentro Inesperado

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María Hernández, una humilde campesina de ojos avellana y manos curtidas por el trabajo en la tierra, soñaba con algo más que sembrar maíz y cuidar las cabras en su pequeña finca. La vida en el campo era tranquila, pero su corazón anhelaba aventuras.

Un día, mientras recogía flores silvestres cerca del río, sus ojos se cruzaron con los de un joven apuesto. Gabriel Soto, el hijo del magnate industrial Fernando Soto, estaba de visita en el pueblo. Su cabello oscuro y su porte elegante contrastaban con el entorno rural. María sintió que el mundo se detenía.

Gabriel, acostumbrado a la opulencia y los negocios, quedó cautivado por la sencillez y la belleza natural de María. A pesar de las diferencias sociales, sus corazones se encontraron en un terreno común. Los encuentros furtivos en el bosque se convirtieron en secretos compartidos y risas robadas.

Pero el destino no siempre es amable. Tras la repentina muerte de Fernando Soto, Gabriel se vio obligado a asumir el control del imperio empresarial. Sus tres hermanos, Lucía, Andrés y Diego, tenían sus propias ambiciones y rivalidades. La lucha por el poder amenazaba con destruir todo lo que Gabriel y María habían construido.

El clímax se acercaba. María y Gabriel debían enfrentarse a los prejuicios, las intrigas familiares y los oscuros secretos que rodeaban la muerte de Fernando. ¿Podría su amor sobrevivir en un mundo donde el dinero y la lealtad se entrelazaban peligrosamente?.

María y Gabriel se encontraban en un delicado equilibrio. Sus corazones latían al ritmo de un amor prohibido, mientras las sombras de los hermanos Soto se cernían sobre ellos.

Un día, en la feria anual del pueblo, María y Gabriel se encontraron en la pista de baile. La música de un vals antiguo los envolvió, y sus cuerpos se movieron al compás. Los ojos de Gabriel ardían con una pasión que no podía ocultar. María, con su vestido sencillo pero elegante, se dejó llevar por el torbellino de emociones.

Pero Lucía, la hermana mayor de Gabriel, los observaba desde la distancia. Su mirada fría y calculadora no pasó desapercibida. Lucía era astuta y ambiciosa, y no permitiría que su hermano se enamorara de una campesina. Había más en juego que el corazón de Gabriel; había una fortuna y un imperio en disputa.

Andrés, el segundo hermano, también tenía sus propios planes. Era un hombre de negocios implacable, y veía en María una oportunidad para expandir la influencia de los Soto en el campo. ¿Qué mejor manera de controlar las tierras que a través del amor?

Diego, el hermano menor, era el más apasionado. Su temperamento explosivo lo convertía en un peligro constante. Si descubría la relación entre María y Gabriel, ¿qué haría? ¿Protegería a su hermano o buscaría venganza?

El clímax se acercaba inexorablemente. María y Gabriel debían enfrentarse a los secretos familiares, las rivalidades y las traiciones. Pero su amor era más fuerte que cualquier obstáculo. Se besaron bajo la luna, sellando un pacto silencioso: estarían juntos, sin importar las consecuencias.

La relación entre María y Gabriel florecía en secreto. Se encontraban en rincones apartados, compartiendo risas y confidencias. Pero el mundo exterior no permanecía ajeno a su amor.

Fernando Soto, el padre fallecido de Gabriel, había dejado un testamento que sacudiría los cimientos de la familia. La herencia estaba en juego, y los hermanos Soto se enfrentaban en una lucha silenciosa. Lucía, con su astucia, intentaba descubrir los secretos detrás del manuscrito antiguo. ¿Qué conexiones tenía con la fortuna familiar?

Andrés, siempre pragmático, veía en María una oportunidad para consolidar la influencia de los Soto en el campo. Planeaba expandir los negocios agrícolas, pero su corazón también latía por el poder. ¿Podría sacrificar su ambición por el amor de su hermano?

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