| CAP SIETE |

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Santiago avisó que ese día no iba a asistir al trabajo, se iba a quedar conmigo. Yo, claramente, me negué ya que no quería interferir en sus labores, pero él ni siquiera me escuchó. Íbamos a almorzar juntos, pero esa vez cocinamos, aunque antes tuvimos que ir a comprar al súper, Santiago no tenía ni mierda en su casa.

—Santi, andá vos, mira como estoy yo. Ni siquiera tengo mí ropa puesta.—hablé algo suplicante mientras intentaba salir de los brazos de Santiago, quien me tenía agarrada de un abrazo apretándome para que no pudiese salir.

—Estas hermosa, aparte, ¿para que querés arreglarte más? ¿Querés que te vea otro hombre?—habló Santiago contra mí oído en un medio susurro, dejó suaves besos en la parte trasera de mí oreja y fue bajando hasta mí cuello. Cuando noté que aflojó el agarre de sus brazos lo empujé y salí corriendo hasta su pieza, donde me encerré bajo llave.—¿Qué haces, pendeja loca?—cuestionó él entre risas, no pude evitar largarme a reírme junto a él.

—No me vas a sacar a la calle con estás pintas. Si me vas a hacer salir así como estoy, me vas a tener que llevar de los pelos.—advertí mientras me alejaba de la puerta poco a poco. Escuchaba como Santi se reía intentando entrar. Mientras, me puse a explorar más a detalle su pieza, no la había visto bien.

Al igual que casi todo su departamento, las paredes eran blancas con algunos detalles en negro como por ejemplo las ventanas, piso estilo madera beige pálido, tenía una facha  minimalista que era muy el estilo de Santiago. El juego de sábanas de su cama eran blancas y grises con algunos almohadones color beige de decoración. Tenía un par de cuadros sobre su mesita de luz, la que estaba en el lado derecho. Me senté en la cama a ver uno por uno, me sorprendió ver una foto mía en uno de los marcos, parecía ser una foto que me sacó la noche anterior a ese día.

FLASHBACK
la noche anterior •

Estábamos cenando cuando por fin había llegado el delivery, no tardó tanto pero tenía mucha hambre. Santi pidió sushi para él y para mi pidió una hamburguesa, siendo más específica, un combo grande de McDonald's. Estaba siendo feliz comiendo mí hamburguesa, tenía toda la boca manchada con salsa cheddar y veía de reojo a Santiago reírse de mi en silencio.

—¿Qué? ¿Nunca viste a alguien comer?—pregunté con una sarcástica molestia en mí tono de voz. Seguí comiendo mientras miraba como se tentaba por mí forma de comer. Miré como mis dedos estaban llenos de salsa, así que empecé a limpiarlos con mí boca, lamiendo y chupando estos. En ese trance de concentración por limpiar mis dedos, me di cuenta de que Santiago me sacó una foto gracias al flash que iluminó mí cara.—Más te vale borrar esa foto, Santiago Caputo.—amenacé señalando al hombre con mí dedo, a lo que él simplemente negó viendo sonriente la foto desde su celular.

—Queda para el recuerdo de la primera vez que vi a alguien comer.—dijo él mientras guardaba su celular en el bolsillo de su pantalón mirándome con una sonrisa en el rostro.
Seguimos comiendo entre risas y burlas por parte de Santiago acerca de mí agresiva forma de comer...

★★

Santiago logró entrar a la pieza después de unos pocos minutos con una réplica de la misma llave con la que cerré. Él me vió con el cuadro en mí mano y caminó con una sonrisa hasta mí.

—¿En qué momento la pusiste en un marco, enfermo? Si la sacaste anoche a esta foto.—Santiago se sentó a mi lado en la cama y me abrazó por la cintura, reposando su mentón en mí hombro mientras observaba la foto del marco.

Entre Sombras y Secretos - Santiago CaputoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora