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Luego de recoger a Juan del aeropuerto, pasamos por casa de su abuela para dejar sus cosas y de paso charlé unos momentos con ella, había pasado un largo tiempo desde la última vez que la vi. Cuando llegamos a la casa de su nona, como la llamábamos, nos ofreció un café el cual jamás negaría si ella me lo ofrecía, amaba hablar con ella.
—Así que terminaste el colegio, eh... Que rápido pasa el tiempo, parece que fue ayer cuando eran unos bebés jugando a la pelota en el patio.—dijo señalando hacia atrás, en dirección al jardín de su casa.
—Si, se me pasó re rápido el secundario. Pero la pasé re bien, me tocó un curso hermoso y lo disfruté desde el primer día.—expliqué con una sonrisa. Me generaba cierta nostalgia hablar de eso por más de que hubiese egresado no hace mucho en ese entones.
—¿Y novio? ¿Hay alguien por ahí?—preguntó, esperaba esa pregunta de ella, siempre esperó que yo encontrase a un buen chico para que me acompañara en el transcurso de mi vida. Una sonrisa se formó en mis labios ante su pregunta, ya que me hizo pensar en Santiago.
—Puede ser que haya alguien... Pero aún no soy su novia.—el simple hecho de pensar en Santiago como mí novio me ilusionaba muchísimo, deseaba que fuésemos una pareja, pero por el momento solo éramos personas que se estaban conociendo.
—Bueno, ya se va a dar entonces.—dijo ella mientras posaba su mano sobre la mía, dejando suaves caricias en ésta.
Juan llegó al comedor donde estábamos, había dejado sus valijas en la pieza que iba a usar y, de paso, se cambió de ropa a unas prendas más cómodas. Decidimos irnos de la casa de la nona para salir a caminar por ahí, queríamos tomar un helado, como cuando éramos chicos.
Caminamos hasta una heladería que no estuviera tan lejos de donde estábamos, porque entre el calor que hacía por ser verano y el cansancio que ambos cargábamos, íbamos a terminar en le hospital.
Llegamos a una de las heladerías que solíamos frecuentar los últimos años en los que Juan vivió en Argentina. Pasamos muchísimas tardes juntos en dicho lugar, hiciera frío o calor, era nuestro lugar más personal. Pedimos los sabores de siempre, él vainilla y chocolate, y yo todo dulce de leche. Nos sentamos en una de las mesitas que tenía en el exterior la misma heladería.—Así que un treintañero, eh.—habló él primero. Yo lo miré seria mientras Juan me sonreía gracioso, riéndose en silencio por mí expresión.
—Igual... casi cuarentón.—aclaré entre risitas nasales. Le había contado por chat acerca de Santiago, pero le dije que se lo iba a mostrar en persona. Busqué mí celular y le mostré una foto que tenía de Santi. Me miró algo sorprendido al ver la foto y darse cuenta de quién se trataba.
—¿Ese no es el asesor de Milei? Había dicho algo de que es el arquitecto de todo o algo así, ¿no?.—consultó, asentí con la cabeza mientras comía mí helado, intentando bajar el calor que tenía, estábamos más o menos a 38°.
—Si, es un asesor político. Igual lo conocí en la noche de mí egreso, a la cual no asististe...—lo miré con cierta melancolía, claramente dramatizando la situación.
—Los pasajes estaban por las nubes, si me los pagabas vos, venía.—dijo sin darle mucha más importancia a lo que dije.—Y este hombre, ¿tiene guita?—preguntó mirándome serio. Juan siempre me decía que tenía que estar con gente que tuviese una buena posición económica, siempre creí que no era sarcasmo, a pesar de que él dijera que si lo era.
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Entre Sombras y Secretos - Santiago Caputo
FanfictionUna historia donde reina la mentira y el descaro. Una historia donde el amor es el grave motivo del engaño. ¿Podrá y/n revelar su gran secreto ante su familia antes de que salga a la luz? ¿Dejará que su amor sea quien la encamine hacia un buen final?