—Ya no puedo más.
Exacto, ya no podía más. Tenía un dolor insoportable en todo el cuerpo, os juro que pensaba que ya estaba en el cielo.
—Deja el drama, Ayla, —dice Sophia—una chica de la cancha— No hemos pasado aquí ni una hora.
—Yo estoy horrible y tengo frío —digo poniendo las manos en mis brazos para calentarme.
—¿Cómo que frío si estamos en... —se detiene en seco al acercarse y tocarme —Ayla estás hirviendo en fiebre.
—Con razón me siento rota.
—Ven, te ayudo a levantarte para que Sara te lleve a casa. —dice cogiendo de mi brazo para ayudarme a levantarme.
—Va...
Y si, caí en el suelo, siempre me desmayo cuando me da fiebre, es normal.
—Ayla, despierta por favor.—escucho decir a Sophia muy bajo porque en ese momento quedé inconsciente.
***
—Ayla, querida, ¿estás bien? —dice la señorita Williams.
—Si, ya estoy mejor, gracias, pero... que me ha pasado.
—Te desmayaste —dice Brittany.
¿Cuándo llegaron las chicas a la residencia?
Recuerda que estabas inconsciente, querida.
Ah sí, lo olvide, jejeje.
—Bri, eso lo sé, digo después de que me desmayé.
—Fuimos al hospital y ya después hemos venido hasta acá —murmura Sheila que había acabado de llegar con unos cuantos Capuchinos.
—¡Dame un Capuchino! —digo saltando de mi cama a toda velocidad para arrebatarle uno de la mano.
—¡Ayla, deja de hacer esas cosas! —dice Mavie que por poco se cae para poder atraparme. —El doctor dijo que no podías esforzarte mucho.
—Que sí, odiosa. —digo sentándome en la cama para tomarme mi delicioso Capuchino.
—Bueno, yo me voy, ya di mis servicios pero tengo que volver a la cancha —dice la entrenadora recogiendo sus cosas —Hoy las dejo libres para que puedan cuidar a Ayla.
—Gracias entrenadora.— dicen todas al mismo tiempo.
Rato después, las chicas se quedaron conmigo y después se fueron a sus respectivas casa menos Sara, que obviamente, vivía al lado de mi habitación.
—Si te sientes mal me tumbas la puerta, ok.
—Pareces mi madre, loca.
—Me preocupo por ti, pero si te quieres morir, pues lo puedes hacer en paz.
—Vale, te llamo si me pasa algo —digo elevando la comisura de los labios.
—Ok, hasta luego.
—Bye.
***
—Buenos días, enfermiza —dice Sara abriendo las cortinas de mi habitación.
—¿Vas a estar todos los días despertándome? —digo sentándome en la cama pasando mis manos por mi ojos.
—Si tu no te despiertas temprano, alguien tiene que hacerlo por ti —dice sentándose a mi lado.
—Eres un fastidio. —digo rodeando los ojos y ella solo sonríe.
—¿Cómo te va con el chico de los retratos?
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Una primavera inolvidable
Teen FictionOliver y Ayla son dos jóvenes, de muy distinta personalidad que se conocen tras un maldito retrato y un partido de básquet. Él es un chico raro, solitario y un poco atrevido. Ella es ruda, buena en su trabajo y siempre anda con sus amigas. Solo el...