Capítulo 5

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Me duelen las sienes y no recuerdo nada.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta que...¡esta no es mi habitación...ni la de Sara!

Rápidamente me levanto las sábanas para verificar y...por suerte, tengo puesta mis bragas.

Uff, que alivio

Miro la hora en mi celular y son las diez de la mañana. Voy directo hacia el cuarto de baño que hay a unos pocos metros de la cama y me miro en el espejo. Tengo unas ojeras de no dormir hace tres días, me echo agua en el rostro y en ese instante siento un olor algo similar al de...

Oliver

¡Joder que hice!

Salgo directamente a buscar mi ropa...

Pero...¿dónde está mi ropa?

Al menos encontré mis shorts, pero mi pullover de Stich no... tendré que irme con esto mismo.

Salgo caminando de puntillas, evitando que alguien me escuchara. Vi una puerta en lo último del pasillo y supuse que era la puerta principal, caminé hacia ella, cuando estaba a punto de salir...

—Hola —dice una chica que estaba sentada en una mesita junto a una terraza, mirándome con cara de asombro.

Si, ya noté que caminar de puntillas te sirvió para mucho.

—Hola —respondo, un poco nerviosa.

—¿Puedo saber quién eres?

Piensa, piensa rápido.

—Mi nombre es Ayla, soy...una amiga de Oliver.

—¡Ah!, toma asiento —me dice la chica dándole palmaditas a una silla que estaba a su lado.

—No, no, tengo un poco de prisa —le digo con una sonrisa corta.

—Tranquila, no soy una psicópata, —sonríe—soy la novia del mejor amigo de Oliver, aquí vivimos nosotros tres.

—Es que... —intento hablar pero me corta.

—Insisto. Solo quiero que tomemos un café y me digas porque estás tan nerviosa y porque tienes la camisa de Oliver y el cabello desordenado —ella no pudo evitar sonreírme de lado, subiendo y bajando las cejas.

—Vale —le dije con una sonrisa, tenía un poco de vergüenza.

Ella se levantó para preparar café y aprovechó para prepararse para ella también.

—Toma asiento —me dijo desde la cocina.

Asentí con la cabeza y me senté. A los pocos segundos vino con dos tazas de café, me puso una delante y se sentó a mí lado.

—¿Y bien? —dice esperando alguna respuesta.

—Si te soy sincera lo único que recuerdo es que me fui a un bar y que alguien me recogió. —digo dándole un sorbo al café.

—Y ese alguien fue Oliver.

—Al parecer si —digo.

—Dios, que idiota soy. —dice dándose un golpecito en la frente.—Soy Lidia —dice estrechando la mano.

—Mucho gusto —digo devolviéndole la mano.

En ese momento llega Oliver y al que supuse que era su mejor amigo.

—¿Quien eres? —dice —Oliver, ¿desde cuando traes chicas a la casa? —dice volteando hacia él.

El pobre parecía que lo estaban acorralando y yo que cada vez me ponía más nerviosa.

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⏰ Última actualización: Sep 22 ⏰

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