Capítulo 26

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─Basta─. Dijo riendo el menor mientras se retorcía en la cama.

Nunca había sido un gran fan de las cosquillas pero Jimin parecía amar picotear sus costillas hasta que su rostro enrojeciera y el aire faltara en sus pulmones.

Como justo ahora.

Jimin se había escabullido por los pasillos de su casa hasta la habitación del Omega quien estaba plácidamente dormido y fue despertado con cosquillas y besos por todo el rostro. No era que se estuviera quejando por los besos pero si por las cosquillas.

─Sh, despertarás a mis padres─. Susurró Jimin con una gran sonrisa dejando de picar sus costados. Se acostó en la cama junto al Omega y lo pegó a su cuerpo, sujetó su cintura con una mano y la otra la puso detrás de su cabeza.

Jungkook lo abrazó y recargó su cabeza en el pecho del Alfa y lo miró.

Había pasado más de medio año ya con él, pero los padres de Jimin tenían una regla y era que no podían dormir en la misma habitación hasta que estuvieran casados o algo así, y Jungkook aún estaba inseguro, no de querer a Jimin, por supuesto que no, Jimin era demasiado perfecto y su linda forma de ser sólo hacían que Jungkook cayera enamorado de él todos los días. El Omega estaba completamente seguro de que amaba a Jimin, lo amaba como persona y como Alfa, lo necesitaba y estaba bien con ello pero aún tenía dudas.

Sus inseguridades le nublaban la mente y no estaba seguro de si Jimin quería pasar el resto de su vida con él.

No estaba seguro de poder soportar que un día despertara en la cama que compartiría con el Alfa y que éste le dijera que ya no lo amaba, que había conocido a un Omega más lindo y que valiera más la pena. No sabía si podría dejarse marcar por el Alfa. Amaba a Jimin, lo amaba con cada fibra de su ser pero no quería ni imaginar si Jimin no.

El Alfa era atento con él, siempre le llevaba el desayuno a la cama y lo despertaba con un beso en los labios para luego susurrarle un "buenos días, amor" y volver a besar sus labios, después de que desayunaran en la habitación, Jimin iba a arreglarse para el trabajo y Jungkook para el instituto, luego Jimin regresaba a la habitación de Jungkook y le decía lo mucho que lo quería y se iban a hacer sus respectivas responsabilidades. Jimin dejaba en la puerta del instituto a Jungkook y esperaba a que se encontrara a alguno de sus amigos (preferiblemente Hoseok) y luego se iba a su empleo pero... pero Jungkook tenía demasiado miedo de que después de casarse o después de que Jimin lo marcara las cosas cambiaran entre ellos y se volvieran una pareja como lo eran sus padres.

Jungkook quería despertar con una sonrisa en el rostro y que cuando Jimin despertara le dijera lo afortunado que se sentía por tenerlo en su vida, que lo tratase como lo trataba y que cuando fueran a dormir, Jimin lo mirara como si fuera lo único importante en el mundo, que tuvieran citas y que le dijera diariamente lo mucho que lo amaba.

─¿En qué piensas?─. Susurró el Alfa al notar la tensión del menor. Jungkook suspiró y se encogió de hombros.

─Si nos casamos... Jimin, si tú me marcas, ¿cambiará algo entre nosotros?─preguntó con la voz temblando.

─No─respondió rápidamente─, nada cambiará. Siempre seremos sólo tú y yo, con anillo o sin él, con marca o sin marca ¿vale? Siempre seremos Jimin y Jungkook, y si tú no quieres casarte o si no quieres ser marcado no voy a obligarte, Jungkook. Quiero que... quiero que estés conmigo porque me quieres no porque un anillo o una marca en tu cuello te obligue a quedarte, quiero que cada día de tu vida despiertes y me elijas a mí, que sin importar lo que los demás digan, siempre te quedes conmigo porque te juro que yo siempre voy a elegirte.

Jungkook cerró los ojos sintiendo las lágrimas rodar por sus mejillas, Jimin siempre sabía qué decir para hacerlo aclarar su mente. Mordió su labio con suavidad y asintió pegándose más al cuerpo de su Alfa.

─Te amo─. Susurró casi inaudible y si no fuera porque era la madrugada y todo estaba en absoluta calma, probablemente Jimin no lo habría escuchado.

Era la primera vez que el Omega lo decía, era la primera que alguno de los dos lo decía.

Jimin sonrió sintiendo sus ojos aguarse. No esperaba escuchar algo como eso, lo había imaginado de tantas formas pero sonó aún más hermoso escucharlo de los labios del Omega, con su vocecita débil porque era como un pequeño cachorro asustado de salir al mundo exterior.

─¿Qué?─. Susurró el Alfa respirando irregularmente. Quería oírlo una vez más, tantas veces como pudiera, quería escucharlo cada día, cada hora, cada minuto, quería que lo dijera una y otra y otra vez hasta que le entrara en la cabeza que el Omega, su Omega en verdad lo amaba.

Escuchó la risa avergonzada del Omega y sonrió cuando el menor se encogió en su lugar y escondió su rostro en el pecho de Jimin.

─Vamos, bebé, dilo de nuevo.

─Te amo, Jimin─. Vociferó.

El Alfa soltó una risa y miró al techo sintiéndose el rey del mundo.

─Yo te amo mucho más, Jungkook. Te amo desde el primer momento en que te vi.

─Eres un exagerado.

─No estoy exagerando. Yo literalmente me enamoré de ti al verte y no sabes cuántas veces le rogué al cielo porque un día tú sintieras lo mismo que yo sentía al verte.

─No sé qué es lo que sientes al verme, Jimin, pero te juro que me siento demasiado orgulloso de mi mismo al saber que alguien como tú me quiere.

─Me siento exactamente igual. No sabes lo mucho que le agradezco a la vida por ponerte en mi camino, eres lo mejor que me ha pasado y lo mejor que me pasará. No tienes idea de lo feliz que soy al saber que podré despertar a tu lado todos los días de mi vida hasta que me muera.

─No puedes despertar a mi lado, Jimin. No estamos casados.

Jimin sonrió y beso la cien de Jungkook.

─Tienes razón, aún no estamos casados.














into you › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora