dos soledades

Capítulo 6: Encuentro Inesperado

Fue un encuentro tan pequeño que no pude sinceramente y decirte: te he extrañado como nunca imaginé.

Claudia repasaba esas palabras en su mente mientras caminaba hacia el pequeño café. La última vez que se vieron había sido un torbellino de emociones contenidas y palabras no dichas. Esta vez, no estaba segura de qué esperar, pero sabía que necesitaba enfrentar a Xóchitl nuevamente.

Entró al café y sus ojos encontraron a Xóchitl en una mesa en el rincón. El mismo rincón donde solían compartir sus sueños y risas. El corazón de Claudia latía con fuerza mientras se acercaba, sintiendo una mezcla de nerviosismo y anhelo.

—Hola, Xóchitl —dijo Claudia suavemente, tomando asiento frente a ella.

Xóchitl levantó la mirada, sus ojos reflejando la misma mezcla de emociones.

—Hola, Claudia.

El silencio que siguió fue pesado, lleno de recuerdos y sentimientos encontrados. Claudia quería decir tantas cosas, pero las palabras parecían atrapadas en su garganta.

Fue mirarte y derrumbarme. Te creí un asunto olvidado. Otra vez me equivoqué.

Claudia tragó saliva, luchando por mantener la compostura. La presencia de Xóchitl, tan cercana y a la vez tan distante, la hacía sentirse vulnerable de una manera que no había experimentado en mucho tiempo.

—He pensado mucho en ti, Xóchitl —comenzó Claudia—. Y he llegado a la conclusión de que nos hicimos daño, pero también creo que nos debemos una segunda oportunidad.

Xóchitl asintió lentamente, sus ojos fijos en los de Claudia.

—Yo también he pensado mucho en ti, Claudia. El dolor sigue ahí, pero también lo está el amor que sentimos.

Claudia extendió su mano sobre la mesa, un gesto pequeño pero lleno de significado. Xóchitl miró su mano por un momento antes de tomarla. La calidez del contacto despertó una ola de emociones en ambas.

Porque el tiempo ha sido aliado, madurando este querer. No debimos separarnos. Fue un error, ahora lo sé.

—Siento que dejamos que nuestras circunstancias nos separaran —dijo Claudia—. Pero si hay una manera de encontrar un camino de regreso, quiero intentarlo. No quiero seguir viviendo con el remordimiento y la tristeza.

Xóchitl respiró profundamente, sintiendo una mezcla de alivio y dolor.

Claudia, no creo que pueda hacerlo. Estoy viviendo mi duelo, y regresar contigo ahora sería un retroceso demasiado significativo para mí. Necesito tiempo para sanar. Quizás en otro universo, si estámos juntas.

Claudia sintió que su corazón se rompía un poco más con esas palabras, pero asintió lentamente.

—Entiendo, Xóchitl. No quiero presionarte. Solo quería que supieras lo que siento.

Las palabras flotaron en el aire entre ellas, llenas de esperanza y miedo. Y entonces, sin previo aviso, Claudia se levantó y se inclinó hacia Xóchitl. El beso que siguió fue salvaje, lleno de pasión y sentimientos encontrados. Fue un beso que hablaba de todo el dolor, la añoranza y el amor que habían compartido y perdido.

Xóchitl respondió con la misma intensidad, sintiendo cómo las barreras se desmoronaban entre ellas. El mundo exterior desapareció mientras se aferraban la una a la otra, compartiendo un momento de profunda conexión que había sido negado durante tanto tiempo.

Cuando finalmente se separaron, ambas respiraban con dificultad, los ojos brillantes con lágrimas no derramadas.

—Claudia, esto... —Xóchitl comenzó, pero Claudia la interrumpió suavemente.

—Lo sé, Xóchitl. No resuelve todo, pero es un comienzo. Un comienzo para intentar sanar.

Xóchitl asintió, sabiendo que las palabras de Claudia eran ciertas. Tenían un largo camino por delante, lleno de obstáculos y desafíos, pero por primera vez en mucho tiempo, había una chispa de esperanza.

—Quiero intentarlo contigo, Claudia —dijo Xóchitl, su voz llena de determinación—. Quiero ver si podemos encontrar una manera de ser felices juntas, a pesar de todo.

Claudia sonrió, sintiendo una ola de alivio y amor.

—Entonces intentémoslo, Xóchitl. No importa cuánto tiempo tome o cuán difícil sea. Vamos a encontrar una manera.