Un mes había pasado desde aquella noche en la que Claudia y Xóchitl, dos ex amantes atrapadas entre el pasado y el presente, se entregaron por última vez. Desde entonces, Claudia había luchado contra un torbellino de emociones. Sabía que ese último encuentro había dejado una huella más profunda de lo que estaba dispuesta a admitir, pero la distancia y el silencio de Xóchitl la torturaban.
Una tarde, impulsada por la necesidad de saber, Claudia tomó su teléfono y marcó el número de Xóchitl. El tono de llamada parecía alargarse eternamente hasta que finalmente una voz familiar y tranquila respondió al otro lado.
-Hola, Claudia.
-Xóchitl... -dijo Claudia, con un leve temblor en la voz-. He estado pensando en ti. Quería saber cómo estás.
Hubo un breve silencio antes de que Xóchitl respondiera.
-Estoy bien... Supongo que tratando de seguir adelante, como todos. ¿Y tú?
Claudia cerró los ojos un momento, tratando de encontrar las palabras correctas.
-Te echo de menos, Xóchitl. La verdad es que no he dejado de pensar en ti. En esa noche... en lo que significa para nosotras.
Xóchitl suspiró, su voz se llenó de una melancolía que Claudia reconoció al instante.
-Claudia, fue una noche especial, pero... también fue una despedida. No podemos aferrarnos a algo que ya no existe.
Claudia sintió un nudo en la garganta, pero no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente.
-¿Podemos vernos? Solo para hablar. Nada más.
Xóchitl dudó, pero finalmente accedió.
-Está bien, vamos a un restaurante. Hablamos ahí.
Horas después, se encontraron en un restaurante discreto, alejado del bullicio de la ciudad. La tensión entre ellas era palpable, pero Claudia intentó disimularla con una sonrisa.
Durante la cena, la conversación fluía con una extraña naturalidad, como si las heridas del pasado no existieran. Sin embargo, bajo la superficie, ambas sabían que había algo no resuelto.
Cuando el vino comenzó a hacer efecto, Claudia se inclinó hacia Xóchitl, sus ojos brillando con una mezcla de deseo y tristeza.
Xóchitl la miró fijamente, pero antes de que pudiera responder, Claudia tomó su mano con firmeza, entrelazando sus dedos. El contacto era eléctrico, lleno de una urgencia que hacía difícil resistirse.
Claudia... -Xóchitl intentó hablar, pero Claudia la silenció con un dedo sobre sus labios.
-No digas nada. La voz de Claudia se volvió un susurro mientras se inclinaba aún más cerca. Solo déjate llevar... una última vez.
Claudia deslizó suavemente su mano por el brazo de Xóchitl, acariciando su piel, buscando despertar en ella los recuerdos de lo que una vez compartieron. Se acercó aún más, sus labios rozando los de Xóchitl en un beso suave, casi imperceptible, como una pregunta que esperaba ser respondida.
Xóchitl cerró los ojos por un momento, dejando que la sensación la envolviera. Por un segundo, la tentación de rendirse a ese deseo era abrumadora, pero algo dentro de ella la detuvo. Con un esfuerzo visible, apartó sus labios y se separó apenas unos centímetros.
-Claudia, no. La firmeza en su voz era inconfundible, pero había un rastro de ternura en sus ojos. Lo que tuvimos fue hermoso, pero no podemos revivirlo. No quiero hacernos daño otra vez.
Claudia la miró con una mezcla de frustración y tristeza, sin soltarle la mano.
-¿Estás segura? -susurró, inclinándose para besarle el cuello, dejando un rastro de besos lentos y provocativos que hicieron que Xóchitl contuviera el aliento.
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dos soledades
Fanfictionla soledad y el dolor de un amor perdido en medio del poder y la política.❤️🩹