—Y... ¿Como estuvo el primer día? ¿Hiciste amigos? —La pregunta se queda en el aire unos minutos, no sabe que contestar, porque ni él sabe si hizo amigos o no, no quiere preocuparlos, pero no quiere mentirles de nuevo,
—Ohm, si, supongo... Creo que sí, solo hable con unas cuantas personas y ya está. —Bueno, eso no es mentir, ¿no? Es una mentira piadosa.
—Me alegro cielito, ahora come, ¿sí? Luego ponte con la tarea si tienes, si no te digo algunas cosas para que me ayudes en la casa.
—Tengo deberes, y que buscar información sobre un tema de la guerra de la independencia, así que me pondré a ello cuando termine de hacerlo puedo hacer los mandados que me digas.
—Solo necesito que vayas a hacer la compra, tu tío se va a trabajar en unos minutos y yo tengo varias conferencias en casa, ¿crees que necesites el coche?
El nombrar el tema de conducir lo tensa demasiado, y ve como la cara de su tía se transforma en una mueca de preocupación al darse cuenta de lo que dijo.—Lo siento cielo, no hace falta que cojas el coche, no me di cuenta... Lo siento.
—No pasa nada, cogeré el coche si es necesario, ¿dónde tienes la lista de la compra?
—Pegada en la nevera, cuando salgas la coges, ¿sí? Si quieres puedes coger algún dulce o algo que te guste. —Mira a su tía, ahora mismo ya no sabe lo que le gusta, y seguramente no tengan lo que le guste, pero aun así asiente a lo que dice, dando por finalizada la conversación, volviendo a comer, intentando no prestar atención a la pelea de sus primas.
—Y entonces hicimos eso en química y exploto, ¡pero fue culpa de Olivie!
—¡Mentirosa! ¡Fue culpa tuya Abigail! —Intenta ignorar los gritos que empiezan a dejar salir echándose la culpa mutuamente, reza porque no se pongan a lanzarse comida, él va a salir perjudicado por estar en medio.
—Niñas, valió. Comer vuestra comida e iros a duchar, la ropa la dejáis al lado del cesto de la ropa sucia, y no quiero quejas, vuestro primo está en medio y lo vais a manchar.
Las niñas parecen entenderlo y paran.
Menos mal, porque habríamos terminado manchados de salsa de tomate y eso no se quita.
Eso ya lo sabe, muchas veces de pequeño destrozo camisetas enteras por la salsa de tomate, es un recuerdo muy lejano ahora que se pone a pensarlo.—Ya terminé, iré a hacer los deberes y luego bajo para coger la lista y hacer la compra tía.
—Vale cariño, gracias de nuevo por hacerme el favor, eres un cielo.
Un cielo que mato a sus propios padres, irónico, ¿cierto?
A veces desearía no tener consciencia o que al menos la suya no lo torturase de esa manera.
—De nada, ahora subo, tardare poco en hacer los deberes.
Al subir a su habitación, deja caer su mochila en el suelo, saca lo necesario y los hace lo más rápido posible. No son complicados así que no tarda demasiado, pero en poder concentrarse, no entiende porque tiene la mente en las nubes, será por las nuevas sensaciones y el gran cambio que debe de haber experimentado, o puede ser que Christopher se le aparezca en la mente, imaginándose a sus dos amigos contarle lo poco que él les conto sobre sí mismo e imaginarse cómo deben de reírse de sus problemas.
No, debe de relajarse, no parecían ese tipo de personas, o eso cree. Al menos no Haku, o eso espera.
Antes de que se dé cuenta está yendo abajo a coger la lista de la compra, ignorando los pedidos de sus primas porque compre chuches o helados.—Eso no lo voy a comprar, no es sano ni es comida, lo siento chicas.
—Jo, es injusto, ¡queremos dulces!
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Entre nosotros
RomanceEsta es la historia de dos chicos. Uno de ellos tuvo un accidente un mes atrás, lo cual lo obligó a vivir con sus tíos en EE.UU, California. Lo que no sabe es que, en ese sitio nuevo, sin amigos, conocidos o alguien de confianza, encontraria un chic...