Trabajos, pergaminos y joyas

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Acababa de descubrir que dormir en un barco era lo que más detestaba en el mundo

Sentado sobre el frío suelo de manera, apoyando su espalda y cabeza en un barril de sólida y sin lijar madera, rodeado por cajas y cajas repletas de lo que parecía ser tela, cuerdas, y diversos metales. Todo lo contrario a algo "acogedor". No se sentía más que ajeno en ese lugar

Bostezó antes de estirarse he intentar acomodar su cabello reflejándose en un tazón de plata que encontró sobre una caja

—Levántate, comerciante— casi pudo sentir su corazón salirse de su pecho al escuchar esa voz, era el mismo chico que se había acercado hacia él cuando Kageyama estaba interrogándolo

—Quién eres?— ladeó su cabeza levantándose del suelo y acercándose a él

—Daichi, sawamura Daichi— Daichi le tendió un racimo de uvas mientras sonreía— Son uvas, no puedo ponerles veneno

Hinata lo miró divagante, porque las aceptaría? No era como si no pudiera conseguir su propia comida después

—Está cansándose mi brazo

Apretó su mandíbula desde atrás y dio otro paso, estiró con miedo su mano y tomó el comienzo del racimo, arrancó una uva y la llevó a su boca

—Soy el primer oficial al mando—el comerciante levantó su mirada, observándolo con uvas dentro de su boca y un movimiento constante del masticar de las mismas— eso significa que debes obedecerme, diablo—Daichi sonrió llevando una de sus manos a su cadera y tomando una uva con la otra—ya lo discutimos y vas a quedarte, ven, te mostraré cuál será tu trabajo

—Trabajo? Disculpa? Nunca dije que quería quedarme—habló mientras tragaba las uvas— no van a obligarme a hacer algo que no quiero

—Tampoco es como si tuvieras más opciones a donde ir, ayer zarpamos y te puedo asegurar que el reino más cercano está a tres días nadando—Daichi se recargó en la puerta mientras sonreía y miraba hacia sus uñas—salgamos de aquí, o eso tampoco quieres?

Chasqueó su lengua y rodó los ojos dejando caer la rama donde venían sus uvas. Desde que había entrado a ese maldito barco se sentía mareado

—Somos doce en la tripulación, al menos diez de nosotros tenemos una tarea en específico— habló Daichi mientras caminaban por el largo pasillo que llevaba desde la bodega hasta unos escalones

—Esta es la cocina, de la cual, se encarga yamaguchi. También es nuestro sanador— apuntó hacia una gran habitación, salía vapor de la misma y estaba lo bastante caliente como para hacerlo sudar en menos de dos minutos

—Un poco más adelante están nuestros cañones y bodega de armas. Esos son terrenos de Shimizu

—A la derecha y al fondo está la sala de mapas y el cuarto del capitán, supongo que no tengo que decir que evites acercarte a cualquiera de los dos

Quiso bufar por el hecho de que Kageyama tuviera una habitación tan alejada del resto del barco

—Compartimos habitaciones de dos, todas están cerca de la popa

Subieron varios escalones hasta llegar a la proa del barco, casi pudo sentir su piel quemarse y sus ojos reprocharle por la repentina exposición al sol. El olor a agua salada se apoderó de sí, y el sonido de gaviotas y las olas chocando contra el barco lo hipnotizaron por unos segundos

—Esta es la proa del barco, el chico rubio que está allá es tsukishima, es el tercer oficial, el de  cabello largo es azumane, el segundo oficial— Daichi señaló a los dos chicos antes de girarlo por los hombros— El de pelo plateado es Sugawara—pudo observar como los ojos de Daichi brillaron un poco mientras las comisuras de sus labios se levantaban—es el Timonel, se encarga de navegar el barco

—Quien más falta? Ah! En la cofa, ese que está allá—el castaño tomó su mentón haciendo que volteara hacia arriba—ahí se encuentra Nisinoya, es nuestro comunicador, También está Tanaka, solo que él se encuentra reparando las velas, si te concentras mucho en ellas, podrás verlo, es nuestro maestre, aunque, también cumple con el rol de contramaestre. Como marineros tenemos a Chikara, Hisashi y Kazuhito, no cumplen con un papel en específico pero son muy buenos en reparaciones y la construcción

Daichi sonrió volviendo a cruzarse de brazos he inclinando su cabeza—bienvenido al Karasuno, supongo que ya conociste al capitán—tocó su hombro apretándolo un poco—ahora, te mostraré lo que "El dueño del mar" tiene planeado para ti

Tomado por los hombros volvió a ser arrastrado hasta dentro del barco. Cuantas veces había pensado que estaba mareado?, tantas habitaciones, tantos olores, tantos movimientos en ese barco lo hacían confundirse

—Otra bodega? Me sacaste de la bodega para llevarme a otra?

—No es cualquier bodega, aquí guardamos todos los tesoros y joyas que recolectamos a lo largo de peleas entre otros barcos y recompensas que nos dan los reinos

Era un poco oscura, pero no tenía tanto polvo como la primera en la que había estado, las monedas relucían y sonaban fuertemente ante los movimientos del barco, había tantos tesoros que sería muy difícil contarlos todos. En medio de la sala había una gran mesa de manera con diversos cajones, supuso que ahí guardaban más dinero

—Y esto que tiene que ver conmigo? Como saben que no voy a robarme algo?—Hinata se apoyó de la mesa apretando sus cejas y enmarcando su mandíbula con cierto descontento

—Número uno; Por más estafador, mentiroso, y ladrón que seas, estás familiarizado con el dinero cierto? Bueno, vas a clasificarlo, el valor de cada uno, qué tipo de joyas sean y vas a ponerle un precio a cada cosa que pueda ser vendida, Número dos; y si lo hicieras, a donde se supone que irías? Porque créeme, nos daríamos cuenta—De repente, Hinata se sintió incómodo, como si lo hubieran encontrado haciendo algo malo o si hubiera cometido algún error

—Y porque tendría que aceptar? Es demasiado dinero y

—Porque nadie está ofreciéndote otra opción—Como salido de la nada, tal cual una brisa de playa y las pequeñas partículas de arena en el viento, apareció Kageyama

Traía puesta una camisa abotonable blanca de algo que parecía ser la seda que resaltaba aún más sus grandes y definidos brazos, pantalones negros y unas botas lo suficientemente gruesas como para poder caminar sobre espinas sin sentir nada, el cabello desordenado y un fajín color azul turquesa 

—Te quejas mucho y preguntas lo poco necesario—se acercó el capitán con una sonrisa hacia Daichi pero mirando fijamente hacia Hinata— Hay un trozo de pergamino y una pluma con su tintero, has una lista sobre cuáles y cuantas cosas hay aquí

Quiso rechistar, contestar lo más desinteresadamente posible y salir de ese maldito barco de una vez por todas, pero, en cambio, solo levantó una ceja y mordió su mejilla desde adentro

—Y que recibo a cambio?— saltó un poco para sentarse sobre la mesa y apoyar las dos palmas de sus manos en esta

No te arrojaremos al mar— Kageyama sin quitar la sonrisa de su rostro le devolvió la misma mirada

Era un idiota, un idiota que siempre tenía una maldita respuesta ante cualquiera de sus provocaciones o intentos de insulto

—Bien, sabes qué hacer, comienza a trabajar o te juro que no volverás a tocar tierra—Kageyama levantó sus dos cejas antes de salir he indicarle a Daichi que lo siguiera, dejándolo solo

—No crees que estás siendo muy duro?—le preguntó el primer oficial

—Se llaman precauciones, Daichi sawamura, además, que acaso yo no puedo tener diversión de vez en cuando?— Kageyama le sonrió mirándolo mientras caminaban

—No tienes remedio

Lo odiaba! Enserio lo odiaba! Este maldito trabajo estaba seguro que sería eterno, tantas malditas cajas repletas de joyas, dinero, y muchos otros objetos que, probablemente, nunca hubiera podido ni siquiera imaginar de no ser porque entró en este maldito barco que estaba comenzando a provocarle jaqueca

—Te maldigo odioso dueño del mar!

EL ECO DE TU BARCO EN MI CORAZÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora