Lagrimas tan brillantes como tesoros

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Estaba sorprendido, asombrado, impactado y todas las demás deliberaciones de "en un estado de shock por una noticia impactante"

Así que era eso?

Ah, claro, casual, algo de todos los días encontrar el mapa más codiciado de entre todos los piratas. Claro, no había nada de que sorprenderse

Una plática previa le habría bastado? Si ¿qué Sugawara le hubiera mínimo explicado que el sabía de lo que se trataba? Tal vez le hubiera hecho sentir menos idiota. Como es que no existían folletos para esto?

Se sentía algo ridículo por dejar que la pesadumbre se apoderara de él. No sabía el porqué, pero estaba muy afligido por la noticia del mapa, algo en su pecho le estaba apresando y haciendo sentir medianamente devastado

—Hinata! Estás bien? No te lastimaste?— como si se hubiera enterado que estaba pensando en el, apareció Sugawara en la "enfermería" del barco

—Por qué no me dijiste que sabías?— le contestó en un hilo de voz, sin poder levantar completamente la mirada

Realmente no quería sonar grosero o irrespetuoso al hablarle a Sugawara, después de todo, le debía mucho. Pero no podía evitarlo, el peligris fue el receptor de todas sus dudas y el estrés que sentía al saber que le estaban ocultando algo, y por más que vio como el nerviosismo se apoderaba de él, no dijo nada

—Lo siento mucho! Realmente quería hacerlo pero no sentía que fuese correcto sin una autorización del capitán!—Sugawara se abalanzó hacia él arrullando su cuerpo entre sus brazos

La verdad no podría ni se creía capaz de enojarse realmente con el timonel

Correspondió el abrazo cerrando sus ojos por un momento, dejándose envolver por la calidez de Sugawara. No recordaba la última vez que alguien lo había abrazado, o le había pedido perdón, o simplemente se había acercado a ver su estado. Lo necesitaba, por más que su orgullo se negase a aceptarlo; necesitaba sentirse protegido, quería hacerlo, quería poder confiar tanto como para no tener dudas en que si se dejaba acariciar, mimar, o consentir, nadie iba a lastimarlo

Un abrazo lo hacía pensar tanto

—Estás bien?—susurró Sugawara recargándose en la cabecera de la cama donde se encontraba, acomodándolo en su pecho y rodeando su cuerpo con los brazos

Negó aferrándose a él, casi como si estuviera rogando que no se fuera

Desde que subió al barco no había tenido un tiempo para procesar realmente todo lo que estaba viviendo. No había podido despedirse correctamente de su vida, de Wakutani, no sabía que le había pasado a su puesto y el hecho de sentirse extraño en el barco lo había invadido completamente al inicio. Reprimió todo, ignoró lo que sentía y se invalidó tanto a él como a la importancia de reconocerse. Pero hasta ahora, con el mapa, con el desmayo, pudo darse cuenta de todo el miedo que había en su interior, de cuán agotado estaba y de cómo día con día la incertidumbre lo estaba carcomiendo. No quería sentir que se había engañado diciendo que en ese barco estaba seguro, queria ser parte, quería sentir que por fin tenía familia, quería poder dejar atrás todos los miedos y obstáculos de su pasado. Quería respirar

—Suga— por fin dejó salir todo lo que no estaba consciente que tenía retenido, sollozó sobre Sugawara recargando la mejilla sobre su torso, temblando he intentando hacer el menor ruido posible— quiero dejar de sentir que estoy huyendo

Sugawara lo apretó más en su pecho, dejándole un pequeño beso sobre la cabeza y acariciando su espalda

—No tienes que dejar de huir para sentirte bien, estás acostumbrado a eso. Mejor déjanos tomarte de la mano para correr juntos— le habló Sugawara en voz baja, recargando el mentón en su cabello

EL ECO DE TU BARCO EN MI CORAZÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora