Se levantó un poco antes que saliera el sol, confundido por estar durmiendo en una cama "decente", volteó hacia la derecha y se tranquilizó al ver al timonel durmiendo plácidamente cerca del pecho del primer oficial
Al menos estaba con personas que conocía
Se levantó de la cama y salió de la habitación a paso muy lento, intentando no hacer crujir la madera desnivelada del piso
El cielo estaba tintado de un azul claro, con pequeños brochazos de amarillo y naranja, por un momento, se maldijo por haberse levantado de la cama tan temprano. Se odiaba a sí mismo por haberse preocupado tanto por la maldita clasificación de joyas hasta el punto de no poder dormir correctamente debido a la inquietud de no haber terminado de "trabajar"
Por lo mismo, ahora estaba volviendo a entrar a la maldita bodega de tesoros, dispuesto a terminar de ordenar todo ese maldito dinero que lo había torturado toda la noche
—"6,200 monedas de oro" "5,500 monedas de plata" "3,400 monedas de bronce" y..faltan..nueve..cajas más—escribía rítmicamente con el tintero sobre el pergamino, con sus ganas de vivir disminuyendo con cada palabra.
Golpeó su cabeza con la mesa de manera, provocando un ruido sordo y tirando una especie de "carpeta" de un cajón a medio cerrar
—Mm?—exclamó agachándose a recoger la carpeta, encontrándose con un viejo trozo de metal con nombres formas de tierra y líneas—parte de un mapa—susurró contra el trozo de papel, observándolo más tiempo de lo necesario
Era como si su cerebro hubiera proyectado automáticamente las imagínese de los trozos de mapas que había encontrado por toda la habitación que había guardado sobre el desgastado cajón de madera
Con inquietud se acercó a buscarlos, pequeños, al menos siete trozos de un solo mapa. Cortados como si la intención fuera que se perdieran uno por uno. Quien destrozaría con tanto recelo un mapa cualquiera? (Algo de él decía que no era "un mapa cualquiera")
Cuando tuvo todos los pedazos reunidos y acomodados planamente sobre la mesa, remarcó con su dedo las grandes letras que suponía eran el título del mapa
—"Melesse"—susurró leyendo lo que ponían y pasando sus ojos por este
Algo en él decía que ese mapa era importante, de un color café tan oscuro como el roble y las letras gastadas, agujereado con una esquina doblada, y unas letras de un idioma que él no pudo decifrar. Se veía como un tesoro, el cual, si tenía sentido guardar con recelo
—Tengo que preguntarle a Kageyama..
El sol ya había salido, y junto con el, los miembros de la tripulación del barco Karasuno
Revisando las velas con la mirada, caminando a paso firme y pasando sus fornidos brazos por todo su cuello, bajando hasta sus hombros y reposando en su pecho. Se encontraba el capitán, vestido con una camisa roja que le quedaba lo bastante ajustada como para acentuar su pecho y hacer notar sus grandes hombros y una chaqueta blanca solo agarrada a la parte superior de su pecho por una cadena dorada, unos pantalones beige y sus características botas negras, con una expresión tranquila en su rostro
Por un momento, Hinata tuvo miedo de acercársele, ya llevaba un rato mirándolo y todavía no se decidía si era correcto o no entablar una conversación normal con el. Supo que había hecho mal cuando lo observó acercarse primero
—Ya acabaste de admirarme o quieres seguir?—kageyama se cruzó de brazos con una sonrisa al estar frente a él
—Capitán..yo..—aclaró su garganta despejando su mente, cayendo en cuenta que no tenía que sentir pena para nada, después de todo, no era nada más que una duda sobre el mismo trabajo que él le había puesto— encontré algo
—En mi? Por eso llevas tanto mirándome?
—No! En la bodega!—quiso insultarlo, llamarlo idiota o cualquier otro insulto, pero supo que estaba mal al imaginarse como era reprendido con más trabajo
—Qué cosa? Hinata, en esa bodega no hay más que dinero
—Un mapa! Encontré..un mapa..no sé qué precio ponerle y mi duda es—comenzó a jugar con sus dedos con la mirada baja hasta que fue interrumpido por su capitán
—Espera, un mapa..—Kageyama pareció darse cuenta de algo— muéstrame
Con el pecho rígido y una expresión tan tranquila que asustaba el capitán comenzó a caminar haciendo rechinar violentamente las tablas de madera del piso, emanando un aura pesada con cada nuevo paso, a veces, la serenidad y calma del capitán daba más miedo que su faceta de imponente enojo
Llegaron a la bodega de tesoros (denominada así por el) en un silencio que no supo diferenciar de entre incómodo, pesado, o simplemente sofocante
Kageyama se detuvo en seco, casi petrificado pero sin quitar la neutralidad de su rostro al observar en cuanto entró a la bodega el mapa que tanto había buscado. Ahí, tendido tal y acomodado tal cual un mapa normal, con todas sus piezas completas y las letras todavía visibles
—Mierda.., Hinata..mierda—el pelinegro exclamó exhalando todo el aire y hablando como si se quedara sin este
—Acabas de encontrar el mapa más codiciado de todo el mar, diablo
Que mierda?
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EL ECO DE TU BARCO EN MI CORAZÓN
Fanfiction-Soy el capitán del más famoso barco pirata. Yo hago lo que quiera- Kageyama lo observó desafiante, penetrándolo con sus profundos ojos azules -Soy un estafador- Hinata apretó sus manos en la cubierta del barco, sintiendo como la madera se clavaba...