One piece: un mundo en el que lo anormal es normal y lo inesperado es lo esperado.
Ella no proviene de ese mundo. En su mundo, su situación habría sido denominada 'esquizofrenia'. Ahí, simplemente le llaman 'reencarnación'.
Como cualquier otro fan...
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La albina se remueve incómoda en su sitio. Todas las miradas están sobre ella, o sobre el cuerpo que ha 'tomado prestado'. Koala come a su lado y Sabo en el sitio de delante suyo, haciendo una forma de 'L' en la que ella es la esquina. A excepción de ellos tres, su mesa está completamente vacía. En el plato hay comida que ella no sabe si quiere comprobar si le gusta o no, por lo que en un intento de distraerse, la chica mira su alrededor, notando que la gente que le echa miradas furtivas vuelve a centrar su atención en sus asuntos.
"Tranquila, se acostumbrarán a verte por aquí." Le trata de consolar Sabo al escuchar el largo suspiro que suelta la de piel oscura. Ella centra sus ojos violetas en él, o más bien en su cicatriz. En persona, la cicatriz resulta aterradora en vez de darle ese aire de fortaleza noble que ella percibía al verlo en la pantalla. "Es solo que es algo nuevo tener a alguien que sabe todo de nosotros." La albina parpadea.
"¿Creéis que lo sé todo de vosotros?" La confusión en los ojos de la joven se contagia a los dos revolucionarios que comparten mesa con ella. Al notarlo, la chica ríe. Absolutamente todos los ojos se giran de un latigazo para mirarla, lo que hace que silencie su risa de inmediato. "Perdón." Masculla. "Es que me sorprende que penséis eso. ¿Me creéis alguna clase de Dios o algo así?"
"¿No lo eres?" Pregunta una voz de alguna otra mesa. Ella se gira pero no sabe encontrar al que ha hecho la pregunta, así que decide contestarle al aire.
"Tal vez os impacte,..." menciona sardónica. "... pero para mí este mundo es una historia." Explica, insegura de si sabrían el significado de serie si lo escuchasen. "E incluso en la historia sois un misterio." Muchos se miran entre sí sin tragarse del todo las palabras de la albina, lo que le molesta.
"Sabías sobre Dragon-san." Puntualiza un señor. Ella asiente.
"Porque es el padre de Luffy." Le dedica una mirada de reojo a Sabo, pero este no parece reaccionar ante el nombre. Ella suspira.
"¿Y quién es ese Luffy?" Pregunta Sabo. Ella aprieta sus labios en una fina línea, repentinamente triste. Luego, sonríe como si nada y contesta.
"El protagonista de la historia." Dice. "Y el hombre que se convertirá en el Rey de los Piratas." Esa declaración provoca un estallido de exclamaciones sorprendidas y gritos.
"¿El hijo de Dragon-san...?" Es lo único que dice Koala. Isis, por su parte, no le quita los ojos de encima a Sabo. Aunque frunce un poco el ceño, no muestra ningún otro signo de reconocimiento.
"Pero es un secreto, ¿vale?" Pide, con el dedo en los labios. "Confío en que los revolucionarios sabréis guardarlo." Recibe muchas afirmaciones, lo que le saca una genuina sonrisa. Los revolucionarios, tal y como se esperaba, son personas muy agradables. Tras aquella pequeña charla, la chica se ve rodeada por muchos que han decidido cambiar de mesa para sentarse cerca suya y hacerle preguntas sobre su mundo.
