CAPÍTULO CUATRO

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"La única forma de predecir el futuro es tener la habilidad para moldearlo."
— Eric Hoffer

"¡Ajá!" Sabo se agarra de los pelos, frustrado, cuando vuelve a perder

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"¡Ajá!" Sabo se agarra de los pelos, frustrado, cuando vuelve a perder.

"Mi parte." Exige la albina, con su mano extendida hacia el anterior noble. Él frunce los labios y, a regañadientes, le ofrece una galleta que ella acepta gustosamente, dejándola en su plato. Ambos tienen uno, pero la diferencia de galletas es abismal. Mientras que Sabo está a tres galletas de quedarse sin, ella está a dos de que la montaña se desprenda.

"¡Bien! ¡Mi turno!" Exclama Bunny Joe, echando de mala manera al segundo al mando. Isis sonríe vilmente.

"Sí, por favor. El pobre Sabo se estaba quedando sin galletas." Se mete una de las suyas a la boca y cierra los ojos, disfrutando el manjar que los cocineros hacen sólo una vez por semana.

Todo el comedor, como ya es costumbre para ella, rodea su mesa con emoción e intriga. Algo a lo que a ella no le había costado acostumbrarse ni un pelo era al protagonismo que tiene siempre con el ejército revolucionario. Y no es para menos, ella siempre tiene las cosas más increíbles que contar a sus ojos.

"La vida pirata es la vida mejor~" canta la cocinera, como quien no quiere la cosa, mientras saca más galletas; y es que no fue hace mucho que la albina, con un poco de alcohol en su organismo y alegando que estaba en un mundo de piratas, incluso rodeada de revolucionarios, se puso a cantar una canción que de inmediato a todos se les quedó grabada en la mente. "Sin trabajar~."

"No va a ser tan fácil ganarme a mí, querida." Reta Joe, removiendo las cartas en un ágil movimiento de manos. Isis le dedica una sonrisa gatuna.

"Ahora lo veremos, Jowi." Mira de reojo a Koala, quien es su aliada desde el principio y la que ha dado la idea de apostar el postre de la cena con un juego de cartas. Sabo es la primera víctima, pero Isis se va a asegurar de que no sea la última.

"Bueno, eso me ha pillado por sorpresa." Balbucea Bunny Joe. "Otra vez, otra vez." Isis da un asentimiento incrédulo al ver que el hombre en frente suyo iba a intentarlo una cuarta vez. Su montaña de galletas está a rebosar, así que Koala, su aliada y la persona con la que va a compartir esas bombas de azúcar, va a buscar otro plato para seguir acumulando más de los deliciosos dulces.

"Tío, te va a dejar como a Sabo." Advierte Terry Gilteo, echándole una mirada furtiva al aludido, que lloriquea agarrado a Koala, rogando piedad.

La realidad es que las galletas de la cocinera, que seguía cantando a sus anchas una canción para piratas, son el mayor manjar al que se habían visto sometidos. Todos esperan con ansias las cenas de los viernes únicamente por el postre que auguran. Koala y Sabo siempre tuvieron una riña desde que ella le robó una vez una galleta, pensando que él no se enteraría. A partir de entonces, Sabo siguió robándole a la chica sus galletas, diciendo que se lo merecía. Isis, la fan número uno de las galletas, no pudo evitar empatizar con la pelirroja y decidió echarle una mano a Koala, ganando sus galletas de manera justa.

Operación: salvar a Thatch | PORTGAS D ACEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora