One piece: un mundo en el que lo anormal es normal y lo inesperado es lo esperado.
Ella no proviene de ese mundo. En su mundo, su situación habría sido denominada 'esquizofrenia'. Ahí, simplemente le llaman 'reencarnación'.
Como cualquier otro fan...
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Sintiendo los cuatro brazos aferrados a ella, la chica no detiene su paso a pesar de su incredulidad. Isis sabe que la fruta Mera Mera está en manos (o en el estómago) de Ace, el personaje al que quiere salvar; aún así, es innegable que el fuego se abre para permitirle el paso y se vuelve a cerrar detrás de ella. Decide que no puede presionar a la chica, así que no comenta nada al respecto por mucho que se muera de ganas por hacerlo.
Turmois observa su alrededor con sus ojos azules brillando de la curiosidad. Encuentra ese hecho adorable, lo que provoca que todas las sospechas que ella pudiera tener se eliminen. Son dos niños con miedo. Ya se preocupará por lo del control sobre el fuego en otro momento. Por lo qie sabe, podría ser una smile. Decide concentrar su atención en sus pulmones que, de alguna forma, ya no arden ni inhalan ningún tipo de humo; lo que, aunque le extrañe, agradece.
"Isis." Llama la niña. "¿A dónde vamos a ir?" La chica suaviza su expresión al percibir un toque de inquietud en la voz de la morena.
"A un lugar seguro." Andrea aprieta su agarre.
"¿Contigo?" La albina asiente bajo la mirada de ambos niños.
"Conoceréis a los demás." Comenta, sonriente. Turmois sonríe ampliamente, contagiando a la revolucionaria. "¿Os apetece?"
"¿Los demás?" Dice con desconfianza la de rizos.
"Ajá." La albina le echa una mirada de reojo a la morena, observando como su rostro no está tan iluminado como el de su amigo. "Veréis que son geniales."
"Vale..." Musita. La albina vuelve a centrar su mirada en el camino y se detiene al ver dos sombras escondidas en el humo que provoca el fuego. Poco a poco el humo se dispersa, dejando ver a dos personas vestidas de blanco con el escudo de la marina en su uniforme. Isis traga saliva, dejando a los niños en el suelo y poniéndose en guardia.
Son dos hombres. Por sus uniformes, uno es Comodoro y otro es capitán. El capitán es más grande y corpulento. Sus ojos piedra se clavan en la albina, colocándose en posición de defensa como la joven. No obstante, los ojos del comodoro no se separan de las figuras de los infantes, que se agarran a la camiseta de Isis con nerviosismo. El comodoro, sin mencionar palabra, señala a los niños con su dedo índice. Su porte es elegante y carga aires de superioridad, lo que no le gusta nada a la reencarnada. El capitán asiente, acercándose lentamente.
"¡No te acerques!" Isis abre los ojos con sorpresa, alzando sus cejas y girando su cabeza como un látigo al escuchar una voz que no había escuchado hasta ese momento. Isis es testigo de cómo en las mejillas de Turmois se dibujan unos tatuajes que se extienden y rodean su boca con elegancia. Andrea también mira con sorpresa al rubio mientras su cuerpo entero se tensa. El comodoro se ríe con sorna.
"Es sordo." Señala al capitán con la barbilla. "Tus poderes no funcionarán con él." Avisa. Isis frunce el ceño.
