Un Día Más.

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Un nuevo amanecer se asoma por el horizonte, la luz del sol entra a través de las grietas entre las tablas de manera que conforman las paredes del establo. Los rayos de luz chocan delicadamente en los parpados de Candy quien lentamente abre los ojos observando la llegada de un nuevo día.

Tal y como había sido su rutina el ultimo par de días, Candy comenzó su mañana estirándose para poder relajar un poco su cuerpo. Seguido de esto, tomo el balde de agua que Dorothy le había dejado la noche anterior, con cuidado, sujeto su cabello rubio con una de sus cintas; inclinándose sobre el balde, tomo un poco de agua con sus manos, acercándola a su rostro para lavarse. El frio del agua le ayudo a espabilarse y a despejar su mente, sin embargo, las palabras de Eliza aun daban vueltas por la mente de Candy, después de todo, al fin había encontrado la respuesta a su pregunta, desgraciadamente, la respuesta le había traído consigo aun más preguntas, lo que tenía la mente de Candy un tanto confusa.

Después de lavar su rostro y tomar un poco de agua, Candy volvió la vista hacia la tabla suelta que tanto había estado golpeando los últimos días, esta tabla ya se había soltado lo suficiente como para que Candy lograra sacar los brazos, esto era una buena señal para ella, su plan estaba dando frutos, aunque aún tenía trabajo por hacer.

Unos minutos de espera después, las reconocibles pisadas de Dorothy se acercaban al establo, Candy sabia que, como todos los días a la misma hora, Dorothy le estaba llevando su desayuno; si bien antes hubiera visto esto como una oportunidad para persuadirla, sabía que atacarla con lo mismo todos los días solo la alejarías más, así que esta vez buscaría un tema diferente de conversación.

- Candy ¿Estás despierta? – Pregunto Dorothy al estar frente a la puerta del establo.

- Si, estoy despierta.

Con cuidado, Dorothy deslizo la bandeja con comida por debajo de la puerta del establo, la cual fue recibida por Candy quien, a su vez, le devolvió la bandeja ya vacía que le había dado la noche anterior.

- Gracias por traerme el desayuno todos los días Dorothy.

- No es nada, aun si la señora Leagan no me lo hubiera encargado lo habría hecho, como lo hice los primeros días.

Escuchar el nombre de la señora Leagan hizo que la mente de Candy volviera a llenarse de preguntas.

- Dorothy ¿Paso algo ayer?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Ayer por la tarde... – Candy hace una pausa para tomar un poco de aire. – Eliza vino gritando sobre lo ocurrido con ella y Niel. Parece que el día en el que huy al bosque, ella y Niel fueron atacados por los perros de caza.

Dorothy estaba sorprendida, hasta el momento aun no sabía lo que había ocurrido ese día, ella tenia prohibido entrar a la habitación de Niel, y a Eliza solo la había visto un par de veces, lo único que sabia de todo esto, era que Eliza tenia un vendaje en el brazo, pero no sabía el porqué.

- Entonces ¿Ambos fueron atacados por los perros? – Pregunto Dorothy.

- Eso fue lo que Eliza me dijo ayer, me dijo que a Niel lo habían atacado en la cara y a ella le habían mordido el brazo.

Un silencio se hizo presente entre las dos, con un poco de dudas, Dorothy hablo de nuevo.

- Ahora entiendo las extrañas reglas de la señora Leagan con respecto a Niel. – Dorothy hace una pequeña pausa antes de proseguir. – Eso quiere decir, que la razón por la que la señora Leagan te encerró aquí es ¿Por qué te culpan de ese incidente?

- Así es.

- Valla, jamás pensé que seria un asunto tan serio.

- Ese es el problema.

Candy Candy:  Muerte en la casa Leagan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora