"Entre hilos y arena"

Acto I

El aire helado y denso vibraba con el zumbido residual de la magia temporal mientras Hermione emergía en el Callejón Diagon. Aterrizó con un destello dorado en medio de un invierno severo de enero de 1969, donde cada ráfaga helada cortaba el aire congelado. La nieve formaba montones a lo largo de las calles, y los transeúntes, envueltos en capas gruesas, jugaban lanzándose bolas de nieve con risas resonantes.

El Callejón Diagón, normalmente bullicioso y animado, parecía más tranquilo y contemplativo en este día helado. Las tiendas antiguas de madera oscura se alineaban a ambos lados, con escaparates llenos de curiosidades mágicas que brillaban débilmente bajo la luz matutina. El murmullo de los transeúntes resonaba en las paredes de piedra, mezclado con el aroma a madera quemada.

Hermione ajustó su túnica azul marino, adornada con runas plateadas que titilaban suavemente bajo la luz de las antorchas mágicas que iluminaban las tiendas. Su bolso, lleno de elementos esenciales para navegar en este nuevo tiempo, colgaba de su hombro con determinación. Con pasos decididos, se dirigió hacia Gringotts, cuya majestuosa arquitectura se erguía al final del callejón.

Caminando con cuidado sobre el suelo de mármol pulido del salón, Hermione se sintió abrumada por la grandiosidad del banco. Las paredes de piedra maciza estaban talladas con intrincados grabados de escenas de la historia de los duendes, iluminadas por antorchas encantadas que arrojaban destellos dorados sobre el oro y las gemas que adornaban los escritorios y las paredes.

En el centro del vestíbulo, varios duendes de aspecto severo atendían a los clientes en escritorios de madera oscura decorados con runas antiguas. Cada duende parecía absorto en su tarea, revisando papeles y documentos con meticulosidad. Algunos clientes esperaban en fila, mientras otros eran guiados por los duendes hacia los pasillos.

Hermione se dirigió hacia el escritorio principal, donde un duende de mirada penetrante y vestido con una túnica verde le dedicó su atención. Manteniendo su fachada de sangre pura, Hermione se presentó con elegancia.

"Buen día", comenzó Hermione, su tono educado y formal. "Soy Hermione Gauthier. Me gustaría obtener una prueba de herencia para conocer las propiedades ancestrales y el estado financiero de mi linaje."

El duende la vigilaba con una mezcla de respeto y escrutinio, luego avanzó solemnemente y extendiendo un brazo hacia un pasillo lateral, indicándole a Hermione que lo seguía con un gesto.

Con pasos resonantes, el duende la conduce hacia una habitación pequeña pero ricamente decorada. Los estantes estaban llenos hasta el borde con pergaminos, libros y cajas, meticulosamente organizados. En el centro de la habitación, una mesa de madera pulida sostenía un atril de lectura, preparado para exhibir los documentos ancestrales.

El duende sacó una llave de su túnica y abrió una puerta de madera oscura incrustada con runas doradas. Con un crujido suave, reveló el santuario de conocimiento que guardaba tras ella. Estantes llenos de pergaminos, libros y cajas alineaban las paredes de madera oscura, meticulosamente organizadas. En el centro de la habitación, una mesa de madera pulida sostenía un atril de lectura, preparado para exhibir los documentos ancestrales.

Hermione entró con reverencia, impresionada por la solemnidad del lugar y por la riqueza de la historia que se desplegaba ante ella. El duende la invitó a tomar asiento frente a la mesa con un gesto formal y respetuoso. Ella se sentó con expectación mientras el duende procedía con habilidad a buscar el pergamino solicitado.

Antes de entregarle cualquier documento, el duende sacó un pequeño cuchillo ceremonial de plata, sus ojos brillaban con una mezcla de seriedad y expectativa.

"Para proceder, señorita Gauthier, necesitamos confirmar su linaje mediante una prueba de herencia", explicó el duende, sosteniendo el cuchillo con destreza. Hermione ascendió, extendiendo la palma de su mano sin vacilar. El duende hizo un pequeño corte, dejando que una gota de sangre cayera en un platillo de plata decorado con runas ancestrales.