"Entre hilos y arena"

Acto II

Andromeda Black observó con detenimiento la figura de Hermione Gauthier mientras se alejaba por el pasillo, sus ojos grises reflejando una mezcla de curiosidad y cálculo. No era común que un estudiante nuevo llegara a Slytherin con tanta seguridad en sí mismo, y mucho menos una heredera de una familia tan prestigiosa como los Gauthier. Hermione había manejado la situación con astucia, y Andrómeda reconoció la importancia de informar a su hermana mayor, Bellatrix, sobre esto.

Con elegancia, guardó el periódico que había estado leyendo y se puso de pie. Decidió dirigirse hacia la torre de Astronomía, sabiendo que Bellatrix solía pasar tiempo allí en solitario. Mientras caminaba por los pasillos de piedra de Hogwarts, repasaba mentalmente la conversación que había tenido con Hermione. Las altas ventanas dejaban pasar la tenue luz del atardecer, que proyectaba sombras alargadas y misteriosas a lo largo del suelo pulido. El eco de sus pasos resonaba en el silencio del castillo, donde cada piedra parecía estar imbuida de historia y secretos antiguos. La atmósfera de Hogwarts siempre había sido imponente, pero esa tarde parecía particularmente cargada de tensión y misterio.

Al llegar a la torre de Astronomía, Andromeda encontró a Bellatrix de pie junto a una ventana alta, su perfil oscuro recortado contra el cielo crepuscular. Bellatrix se movía con una gracia hipnótica, sus gestos suaves y calculados, como si cada movimiento fuera parte de una coreografía secreta. La figura imponente de su hermana mayor siempre la había intimidado un poco, pero sabía que la lealtad familiar y la información eran clave para mantener su posición dentro de los Black.

"Bella" llamó Andrómeda suavemente, acercándose a su hermana con pasos silenciosos sobre las asas gastadas. "Tengo algo que necesitas saber."

Bellatrix giró lentamente, su mirada penetrante clavándose en Andrómeda con una intensidad que pocas veces mostraba a los demás. "¿Qué ocurre?" preguntó, su voz baja y controlada, resonando en la quietud de la torre. La luz del atardecer pintaba su expresión con tonos platinos, haciendo que su belleza etérea pareciera aún más irreal. Andrómeda sabía que esta belleza era como la de una rosa venenosa, deslumbrante y letal en igual medida, escondiendo tras sus pétalos de terciopelo un veneno mortal.

Andrómeda tomó un momento para ordenar sus pensamientos antes de hablar. La presencia de Bellatrix siempre la hacía sentir que estaba frente a una obra de arte viviente, tan hermosa y compleja que a veces dudaba de la realidad misma. "Hoy conocí a la nueva estudiante de Slytherin", comenzó, observando cada sutil cambio en la expresión de Bellatrix. "Es la heredera de la Casa Madre y Más Arcaica de los Gauthier. Está en Hogwarts y no solo eso, parece estar aquí cumpliendo un requisito de Gringotts y ha dejado claro que su estancia en Hogwarts es más que solo una transferencia."

Bellatrix escuchaba atentamente, el viento susurraba suavemente a través de la ventana entreabierta, mezclándose con las palabras de Andrómeda. Cada vez que Andrómeda hablaba con su hermana, no podía evitar la sensación de que estaba siendo manipulada, como si cada palabra que decía estuviera siendo meticulosamente registrada y analizada por Bellatrix. Sin embargo, conocía a su hermana lo suficientemente bien como para saber que esta percepción no era del todo infundada; Bellatrix le había confesado más de una vez cómo manejaba a los demás como piezas de ajedrez en su tablero personal. A veces, Andrómeda se preguntaba si incluso ella, a pesar de ser su confidente, era una más de esas piezas.

La joven continuó detallando la conversación que había tenido con Hermione, destacando cómo el nuevo estudiante había manejado con confianza cada pregunta y situación, mientras el sol se ocultaba lentamente más allá del horizonte. La brisa de la tarde jugaba con los cabellos de las dos mujeres mientras Andrómeda terminaba de contar todo lo que sabía. Bellatrix permaneció en silencio por un momento después de que Andrómeda hubiera terminado de hablar, su mirada perdida en algún punto del horizonte.