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ESTABA HECHA UN DESASTRE y todo desde que lo conoció a él. Su cabello y ojos negros la atormentaban todo el tiempo. Los tratos de princesa que le ofrecía la volvían loca al igual que las cosas que siempre le regalaba y las hacía llegar a su puerta. Pero por sobre todo, aquello que la mantenía con él todo el tiempo era la manera en cómo la trataba cuando estaban en la cama.
La follaba increíble y le ofrecía más de un orgasmo. Sin embargo, no todo es color de rosa. No era la primera vez que terminaban y seguramente no sería la última.
Pero es que aquello era un infierno en su totalidad, él la quería, la complacía y estaba atento a todo lo que le pidiera. Pero todo se iba a la mierda cuando discutían y todo aquello era por culpa de su trabajo: él era jefe de una "compañía" toda una fachada para tapar su trabajo como exportador de armas ilícitas y drogas.
El mundo de ese hombre estaba lleno de todo aquello y Rebecca se negaba fortuitamente a creerlo. Es decir, un hombre tan amable como él no podría estar encargándose de aquel trabajo sucio, pero lastimosamente para Rebecca, Shiki sí lo hacía.
No era como si pudiese quejarse, antes de conocerlo no era más que una bailarina exótica que sin querer hizo contacto visual con él causándole una rara obsesión por ella.
↯
—Puta mierda, Weisz. Te dije que solucionaras eso—, suspiró frotando su cara con frustración.
—Lo hice, pero tenías que encargarte de firmar el contrato e ir con nosotros. Como no quisiste todo se fue al diablo. Hermit y yo intentamos que lo aceptara, pero no lo quiso.
La silla de su escritorio de reclinó hacia atrás y miró al techo con disgusto. Se suponía que ese maldito día haría mucho dinero. Pero claro es demasiado flojo como para ir a atender esa mierda.
—¿Sabes qué? Que se joda Drakken Joe. Quiero olvidarme de este puto desatre. ¿Algún lugar que me recomiendes? Necesito quitarme las ganas de follar.
El rubio sonrió con sorna, tenía el lugar precioso y estaba seguro de que le encantaría: Luz Meteórica.
—De acuerdo. Le diré a Witch que posponga todo lo que tienes que hacer mañana.
Shiki frunció el ceño, no quería que su madre se enterara de la mierda que haría, si a duras penas ella no lo estaba regañando en ese momento por meter la pata como "El Gran Rey Demonio" (puesto que antes era de su abuelo). No estaría nada contenta con saber que iría a follar y dejar el trabajo de lado, otra vez.
—No, dile a Hermit que lo haga, mamá va a matarme como se entere.
—No puede ser—, río el chico en burla. —puedes matar a alguien sin sentir remordimiento y si tu mamá se enoja contigo vas a llorar.
—No la haz visto cuando se enoja, idiota.
—Bueno, bien. No vayas a llorar como siempre, le diré a la enana que lo haga.
