𝐅𝐎𝐔𝐑𝐓𝐇 𝐀𝐂𝐓: it feels so good.

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REBECCA SE ENCONTRABA EN LA COCINA DE LA CASA, tenía las manos ocupadas pues estaba a punto de preparar el almuerzo

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REBECCA SE ENCONTRABA EN LA COCINA DE LA CASA, tenía las manos ocupadas pues estaba a punto de preparar el almuerzo. Sin embargo, su mente no podía dejar de volver al recuerdo del beso que le había dado Shiki esa mañana. Y conque no podía dejar de pensar en ello es que no podía dejar de hacerlo. A pesar de los ingredientes y utensilios en sus manos, todo movimiento que hacía le recordaba el calor de ese momento.

Mientras cortaba vegetales, su mente se perdía en ese intenso momento una y otra vez. La manera en que Shiki había acercado su rostro al suyo, la suavidad de sus labios tocando los suyos con una urgencia que parecía haber acumulado durante mucho tiempo a pesar de que sólo se habían visto unas cuatro veces más o menos. El roce de sus manos, que había sido a la vez tierno y atrevido, el contacto de su piel, el calor compartido que la había envuelto en una burbuja de deseo y satisfacción. Esa mierda no la había experimentado jamás.

Había una gran cantidad de silencio, que era casi absurda en la cocina, pero en su mente, la sensación del beso parecía no desaparecer. Todo lo contrario, estaba jodidamente identificada. Tanto así era que la mismísima intensidad era casi dolorosa, aquello hacia que sus mejillas se sonrojaran y su respiración se volviera entrecortada. Recordaba la manera en la que la atrajo hacia sí mismo, la forma en cómo le susurró aquello hizo que sus vellos se erizaran y la espalda se le arqueara ligeramente, y sus labios tocando los de ella eran tan calientes que parecía que aquella zona se quemara en su piel. Su corazón latía aceleradamente, casi como si intentara escapar de su pecho, y su cuerpo se sentía como el de una chica de apenas unos quince años: hormonas malditamente alborotadas.

A medida que movía las manos haciendo sus labores, no podía evitar que sus pensamientos se deslizaran, de nuevo (¿pero por qué se quejan? es el único hombre que le ha gustado) hacia lo que había sentido cuando Shiki había comenzado a tocarla. La manera en que sus dedos habían acariciado su piel blanca, explorando cada rincón mientras la mantenía apegada a él. La destreza con la que le había dejado sin aliento. La pasión en sus ojos, el deseo en cada uno de sus movimientos, la forma en que la había abrazado con ansias mientras que se entregaba a explorar cada centímetro de su boca.

Un gemido casi inaudible escapó de sus labios mientras recordaba cómo el había usado sus labios y su lengua en un acto que para los demás que habían tenido una vida romántica o sentimental era normal, pero para Rebecca no y que había llevado sus sentidos al límite. Las caricias en sus caderas y el cariño con el que a final le mordisqueó el labio inferior.

Pérdida en su cerebro no se dió cuenta de que la puerta se había abierto de golpe, sólo cuando escuchó el estruendo pudo salir del torbellino de pensamientos ardientes que estaba teniendo. Su rostro se desconfiguró al ver a Happy entrar tambaleándose, su corazón se hundió en su pecho y le empezó a latir con preocupación. La visión de los golpes y moretones en su cuerpo le fue como si a ella también la hubieran golpeado fuertemente.

❝𝐓𝐑𝐔𝐌𝐏𝐄𝐓❞ shicca edition!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora