𝐒𝐈𝐗𝐓𝐇 𝐀𝐂𝐓: i feel like I'm falling in love.

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UNA SEMANA HABÍA PASADO DESDE QUE REBECCA LLEGÓ A LA MANSIÓN, y la vida rico-problemática empezaba a hacerse más insufrible cada día

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UNA SEMANA HABÍA PASADO DESDE QUE REBECCA LLEGÓ A LA MANSIÓN, y la vida rico-problemática empezaba a hacerse más insufrible cada día. Bien vayamos a detalles mínimos; la mansión tenía una arquitectura impresionante cosa que seguía admirando desde el primer día en el que puso un pie dentro de ella.

La misma se alzaba como una joya de opulencia: ventanales enormes dejaban que la luz del sol inundara cada rincón, y los adornos lujosos gritaban riqueza desde todos los ángulos.

Pero por muy deslumbrante que fuera el entorno, no podía ocultar la creciente sensación de intrusión que Rebecca sentía. Cada día, la impresión de no encajar, de ser una nota discordante en una sinfonía de lujo y esplendor, se intensificaba, transformando su estancia en una experiencia cada vez más incómoda.

Ese día, en particular, se sintió como un campo de batalla emocional. Había despertado con la esperanza de que el nuevo día le ofreciera algo de alivio o cambio, pero lo que encontró en la cocina solo aumentó su frustración. Allí estaba Sister, esa mujer con su cabello blanco inmaculado y una actitud que parecía diseñada para provocar, abrazando a Happy con una familiaridad que a Rebecca le parecía completamente inapropiada. Era como si Happy, en lugar de ser el pequeño que ella cuidaba con devoción, fuera una especie de mascota para Sister, quien lo trataba con una intimidad que no correspondía con el rol que debía cumplir.

Sister estaba con una paleta en la boca, y cuando dirigió la mitad hacia ella, empezó a jugar con el tirante de su brasier mientras mantenía una sonrisa de suficiencia era casi un desafío directo a la paciencia de Rebecca. "¿Quién se cree esta tipa para tocar a Happy así?" Fue lo que pensó, la furia creció dentro de ella, luchando por contener el impulso de lanzarle algo, cualquier cosa, para liberar el torrente de rabia que sentía.

— ¡¿Qué diablos estás haciendo con Happy?! — La voz de Rebecca estalló en la cocina como un trueno, cargada de una furia contenida que había acumulado durante días.

Sister, sin perder su sonrisa ni su actitud desafiante, levantó una ceja con un aire de desdén y sorpresa falsa, como si se preguntara qué problema podría haber con lo que estaba haciendo.

— Oh, ¿te preocupa tu pequeño? — dijo Sister con un tono casi burlón, aún mantenía esa actitud coquetamente provocadora mientras seguía jugueteando con el tirante de su brasier, desafiando el espacio personal de Rebecca con descaro.

Happy, qué tenía una paleta en la mano y una sonrisa brillante que contrastaba con la tensión del momento, miró a la rubia con esa mirada inocente que solo aumentaba la frustración de Rebecca.

— ¡Mami, está bien! La señorita de cabello blanco me curó las heridas de lo de aquél día y ya no tengo cicatrices, además me dio una paleta.

Rebecca sintió un su estómago revolverse de emociones. Aliviada de ver que Happy parecía estar en buen estado físico, pero igualmente frustrada por la actitud de la peliblanca. Se acercó rápidamente y abrazó a Happy, sintiendo cómo su corazón latía con la urgencia de protegerlo. Miró a Sister con una mezcla de furia y alivio; al menos Happy estaba bien cuidado, aunque sus heridas físicas se estaban curando rápidamente.

❝𝐓𝐑𝐔𝐌𝐏𝐄𝐓❞ shicca edition!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora