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Día 2; Campamento de
entrenamiento de Saitama.



El segundo día de la concentración llegó más rápido de lo que esperaban. Aparentemente los ánimos del equipo seguían firmes, puesto a que todos habían pasado gran parte de la noche entrenando, incluso Hikari. No se sentía segura de sí misma, la probabilidad de fallar en algún pase o saque la atormentaba todavía.

Se encontraba en el comedor de la Academia Shinzen con sus amigas, Natsuki y Koemi, quienes —gracias a todos los dioses— habían asistido también.

Hikari jugueteaba con su comida, a penas le había dado un par de mordidas a todo lo que tenía ahí que, en sí no era mucho. Su atención estaba puesta en los partidos que tendrían ese día, analizando las posibilidades de perder tanto como las de ganar. Con todo lo que había visto el día anterior, las habilidades de los otros equipos, lo completos que estaban todos, le había sido difícil pensar en que tendrían oportunidad contra ellos.

—¿Creen que nos vaya bien hoy? —preguntó al aire, en realidad estaba pensando en voz alta.

—No es... seguro —comentó Natsuki—. Ayer nos fue fatal.

—Hoy puede ser igual —dijo Koemi, despreocupada—, o puede que ganemos algunos.

—¿Algunos? —murmuró Hikari, mirando entre una y otra—. Shinzen, Nekoma, Fukurōdani y Ubugawa son equipos increíbles, ¿y nosotros?, estamos desconectados, descuadrados. Shoyo y Tobio no han hecho un ataque desde que llegamos, ¡siquiera han hablado! —tomó una temblorosa respiración—. Los nuevos pases del equipo son complicados, y se han centrado muchísimo en eso, hemos dejado lo demás atrás —ella se reenclinó en la silla y se cruzó de brazos—. A este paso no ganaremos ni un sólo partido, chicas.

Ellas la miraron con incredulidad y sorpresa. Pocas veces habían visto a Hikari perder la paciencia cuando se trataba del equipo. Era algo que sin duda le preocupaba y de igual forma les preocupaba a todos, y debían admitir que había mucha realidad en sus palabras. Últimamente no habían estado haciendo las cosas bien y no sabían lo que pasaba.

—Creo que lo estás pensando demasiado —comentó Natsuki después de un rato, rodó un poco su posición para estar frente a ella y le acomodó el flequillo que caía en su rostro—. Respira, ¿de acuerdo?

Natsuki tomó una respiración larga, e invitó a Hikari a seguirla. Ella rodó los ojos pero accedió, siguió sus movimientos, inhalar y exhalar con suavidad hasta que logró calmar un poco sus acelerados pensamientos.

—Ganaremos al menos un partido hoy —murmuró Natsuki con suavidad, acariciando uno de los mechones sueltos de su cabello—, y estaremos bien. Shoyo y Tobio harán su ataque extraño, los chicos podrán coordinarse, tú anotarás muchos puntos y no nos quedaremos atrás, ¿de acuerdo?

—De acuerdo...—susurró Hikari, rindiéndose.

Realmente le alegraba tener a su mejor amiga ahí. Natsuki siempre había tenido mucha calma y tranquilidad al momento de pensar y tomar decisiones, era muy analítica y ellas la habían apodado "psicóloga" ya que era la que siempre las sacaba de sus ataques de pánico y ansiedades, siempre estaba para aconsejarlas y se ocupaba de que no se sumergieran tanto en pensar. Claro estaba que Natsuki también tenía un límite, y sabían que era ella la más sensible de las tres, y para esos momentos donde el mundo se le caía encima, estaban Hikari y Koemi; especialmente Hikari.

Se habían quedado en silencio unos minutos, comiendo y quizás buscando algún enfoque diferente a la conversación, hasta que Koemi habló.

—Suki, ¿cómo te va con Kageyama? —preguntó sin más.

Creí Haberte Visto Entre Las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora