-Pues no venía a eso -respondió, intentando dominarse-, pero tomando en cuenta lo que me has dicho, tengo un motivo más para hacer lo que tenía pensado.
-¿Ah, sí? ¿Y qué es lo que vas a hacer?
-¡Esto!
Al momento, Judith levantó la mano y la descargó contra el rostro de Vanessa, con tal furia, que aquella perdió el equilibrio, resbalando sobre el mullido sillón:
-¡Eres una desgraciada! ¿Cómo pudiste engañarme por tanto tiempo?
Aún aturdida por el golpe, Vanessa se levantó y sobándose la mejilla, espetó:
-¿De qué demonios hablas?
-¡Ya sé que fuiste tú la que lo planeó todo para que Erik me encontrara con tu amante en aquél restaurante!
-¡Vaya, finalmente te enteraste! -respondió, burlona e hiriente-. Menos mal; creí que me llevaría el secreto a la tumba... ¿no crees que es un poquito tarde como para reclamar?
-¿De cuándo a acá tus acciones tienen fecha de caducidad? -replicó, indignada.
»Por tu culpa, me convertí en la más infeliz de las mujeres. Me despojaste del único hombre que me ha amado de verdad. Me expusiste a la rabia de una mujer despechada.
-¡Ahora resulta que yo tengo la culpa de tu infelicidad! -exclamó, sentándose muy fresca en el sillón, estirando los brazos sobre el respaldo-. Sólo eso te faltaba. Tal vez intervine, pero las estupideces que cometiste corrieron por tu cuenta.
»Y si te sirve de algo saberlo, yo nunca tuve la intención de que te agrediera Roxana -reveló, suavizando la voz-. La idea era que sólo apareciera Erik, pero quién iba a a poder imaginar que esa loca iba a seguir a Robert hasta ese lugar.
»Cuando supe que te había golpeado, me dio mucho coraje, y nunca he dejado de arrepentirme por haber provocado que pasaras por ese dolor.
Por un momento, aquella actitud le resultó a Judith conmovedora, pero se espabiló al comprender el contexto real de las cosas, lo cual la regresó a su estado de indignación:
-¿Crees que eso te justifica? No te lo voy a negar, fui muy estúpida, pero eso no te daba derecho a aprovecharte.
» Y gracias por tus palabras de arrepentimiento, pero, ¿qué hay de lo de Erik?, ¿qué con la profunda depresión y dolor que me causó su ruptura? ¿Acaso de eso también te arrepentiste?
-Pues no, pero tú tuviste la culpa: recuerda que yo ya los había dejado en paz -aclaró, haciendo resonar sus pasos a lo largo de la sala-. Pero, ¿dónde estabas cuando te necesitaba?, ¿paseándote con Erik? -Se giró, molesta, acercándose de nuevo.
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Las Migajas de tu Amor Vol III: la parte final.
RomanceHan transcurrido 13 años. Judith logro engañar a todos, y permanecer al lado de Gerardo; sin embargo, la felicidad, que tanto soñó que tendría, nunca llegó, pues su familia perfecta se ha vuelto su mayor tormento, arrastrándola a la desdicha y a la...