CAPITULO 6

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El fin de semana llegó como un alivio bienvenido después de una semana llena de escuela y otras actividades.

Me desperté tarde el sábado, disfrutando de la sensación de no tener que apresurarme para llegar a clase. Me tomé mi tiempo para bajar a la cocina, donde el aroma del café de mis padres y las tostadas recién hechas llenaban el aire. Saludé a mis padres y me serví un gran vaso de zumo de naranja antes de sentarme a desayunar.

—¿Qué planes tienes para hoy? —preguntó mi madre, interrumpiendo mis pensamientos.

—No muchos. Quizás me reúna con Jake y Sam más tarde, pero todavía no hemos decidido nada concreto —respondí, dándole un sorbo a mi zumo.

—Asegúrate de divertirte, querido —dijo mi madre con una sonrisa.

Después del desayuno, subí a mi habitación, encendí mi computadora y envié un mensaje a Jake y Sam para ver si querían reunirse.

La respuesta fue casi inmediata: querían juntarse en el parque a las dos de la tarde. Con unas horas libres antes de la reunión, decidí adelantar algunas de mis tareas escolares para tener la tarde libre.

El tiempo pasó rápidamente, y pronto era hora de encontrarme con mis amigos. Me vestí con ropa cómoda y salí de casa, disfrutando del sol cálido del mediodía mientras caminaba hacia el parque. Cuando llegué, Jake y Sam ya estaban allí, sentados en una banca, charlando animadamente sobre diversos temas.

—¡Hey, Ethan! —saludó Jake con entusiasmo cuando me vio acercarme.

—¡Hola chicos! —respondí, tomando asiento junto a ellos.

Después de los saludos y las charlas iniciales, la conversación se desvió naturalmente hacia otros temas. Hablamos sobre películas y series que habíamos estado viendo, discutimos nuestros planes para el próximo verano, y compartimos algunas anécdotas divertidas de nuestras clases. Fue refrescante hablar de cosas diferentes y relajarnos sin pensar en el fútbol por un momento.

—Por cierto, Ethan, ¿qué planes tienes para el jueves? —preguntó Sam, rompiendo el breve silencio que siguió a una de nuestras risas.

—No tengo planes específicos todavía —respondí, curioso por saber a dónde llevaría la conversación.

—Nosotros vamos a asistir a una fiesta en la casa de un amigo. ¿Te gustaría acompañarnos? Sería genial que te unas a nosotros —añadió Jake, con una sonrisa amigable.

Me sorprendió la invitación, pero me sentí halagado y emocionado. Asentí con entusiasmo, agradeciendo la oferta.

—¡Claro! Me encantaría ir. Gracias por invitarme, chicos —respondí sinceramente.

Continuamos hablando sobre la fiesta y otros detalles mientras disfrutábamos del resto de la tarde en el parque. Después de un rato, decidimos que era hora de regresar a casa. Nos despedimos con la promesa de ponernos en contacto para organizar los detalles de la fiesta el miércoles.

Al llegar a casa, encontré a mis padres en la sala de estar, disfrutando de una película. Me saludaron con una sonrisa y me invitaron a unirme a ellos, pero les dije que prefería darme una ducha y descansar un poco en mi habitación.

Mientras el agua caliente corría por mi cuerpo, me sentí relajado y contento. Era agradable poder desconectar de todo y simplemente disfrutar del momento.

Me acosté temprano esa noche, pensando en la próxima semana y en la fiesta a la que asistiría con Jake y Sam. Estaba emocionado por ella.

En el Mismo CampoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora