Una charla

158 17 17
                                    

Gritos resonaban en el lugar, donde 2 hombres extremadamente llenos de poder y riqueza discutían sin parar, culpándose por todo y nada, donde si bien la discusión pudo acabar hace horas había un pequeño gran detalle...sus orgullos del tamaño de un Godzillla en esteroides. ¿Cómo era esta discusión?... pues....

—¡Todo es tu culpa tarado!.

—¡Mi culpa es la tuya!

—¡Que no!

—¡Que sí!

—¡Que no!

—¡Que sí!

En medio de todos los gritos, sus 2 ayudantes estaban tomando el té, de manera serena, de todas formas era algo normal para ellos, las rabietas de sus jefes y sus constantes actitudes totalmente cuestionables. Normalmente, estas discusiones de ambos era por sus colaboraciones, donde sus egos chocaban y negaban rebajarse con el otro, aunque al día siguiente tuvieran el peor dolor de garganta de la historia, ahora la causa era un fallido intento de alianza para eliminar a sus némesis. 

—¿Como lo aguantas?.—Preguntaron los 2 asistentes.

Se dieron una pausa para tomar un sorbo de su té, de forma (innecesariamente elegante, por cierto), tras la pausa decidieron responder con un suspiro de lo mas agotador.

—Bueno, la verdad paga bien.—Respondió honesto Viceroy.

—Digo lo mismo, pero estoy más que todo al ser un amigo y persona cercano.

—Si, no voy a mentir, me gusta ir a mundo Yuppi, solo aguantarlo es el problema.—Se frotó la frente con su mano libre recordando todos berrinches de su jefe.—Pero supongo que igual lo considero un amigo.

—¿Hace que organices todo por mientras él está sumergido en sus planes para destruir a sus enemigos?

—Si, justo eso, ¿que tan malo es en tu caso?

—Practica sus discursos malvados en la ducha, piensa que no lo escucha nadie pero no es asi....por suerte Adrien nunca lo escucho.

La mención del joven rubio, hizo que el científico loco sintiera una punzada de envidia por la secretaria.

—No sabes la suerte que tienes.

—Por que?

—Bueno, para empezar al niño que tienes que soportar es  un cachorro obediente y tierno, mientras que el hijastro de McFist es un Pitbull falto de neuronas funcionales con sobredosis de azúcar.

La mención del hijastro del millonario de Norrisville le recuerdo, como había sido, la reunión de hace unos días, en el que el joven entro ruidosamente gritando y exigiendo un artefacto tecnológico de su padrastro, aún tenía en mente a Garbriel intentando intimidar y poner en su lugar al chico (quizás su mirada temeraria no funciona en estúpidos).Ahora se sentia mal por hacer que Adrien pase tiempo con el bruto, como forma de "distracción" para alejar intrusos en la reunión.

Mientras  por el otro lado la discusión entre los 2 jefes continuaba, (con una pausa de descanso para tomar café y seguir), ninguno quería darle la razón al otro, a este punto ya se habían olvidado de por qué estaban discutiendo.

—¡Deja de tocarme!

—¡No estoy tocándote!

—Estás tocándome!

—¡No te estoy tocando!

—¡Estás tocándome!

—¡Natalie/Viceroy dile!

Ambos se miraron al mimo tiempo para luego dar un largo sorbo a su té, y dar otro suspiro pesado.

—Supongo que  el descanso termino.—Comento Viceroy.

—En efecto.—Confirmo Nathalie.

Sin más, ambos se dirigieron a apoyar a sus respectivos jefes/amigos, todo indicaba que iba a ser una "reunion" muy larga... al menos tenían café...



Ladybug/Randy Cunningham. Un cruce de caminos.(One shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora