♡¦capítulo 26

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Jungkook quería reír fuertemente, ambos, alfa y omega guardaban sus cosas, sus cortas vacaciones habían terminado.

Jimin guardaba sus cosas con un sonrojo, aunque quizás todo su rostro estaba completamente rojo. Y es que cuando había vuelto a la realidad y se encontraba más consciente, todas y cada una de las cosas que hizo y dijo con Jungkook  golpearon su mente.

Nunca se había sentido tan avergonzado como en ese momento, ahora entendía el dolor que tenia en su trasero. Jungkook le había dado una pastilla para el dolor.

— Cariño. — llamo Jungkook al omega, pero este no le hizo caso.
— Amor, no tienes porque avergonzarte. Somos una pareja y es normal.

Jimin esta vez se giro hacia él.

— Sí, pero aún así me da vergüenza, mi omega es descarado.

— Y mimado. — Le completo Jungkook. Jimin lo miro mal, Jungkook solo sonrió. — Creí que no sobreviviría. —Bromeó Jungkook y rio. — Pero esta bien amor. ¿Acaso no lo disfrutaste?

Pregunto pícaro Jungkook. Jimin se sonrojo más y le aventó una camisa.

Tenía pequeñas imágenes, y si lo había disfrutado. Pero le avergonzaba decirlo en voz alta.

— Creo que tu rostro me lo dice todo.

Ambos sonrieron.

Terminaron de guardar sus cosas y salieron del hotel.

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Jimin nunca imagino que Jungkook le diría las siguientes palabras.

“Iremos a Busan para visitar a tus padres”. Desde que el alfa había terminado de decir esa oración, su mente se lleno de miles de recuerdos. Tantos buenos y malos.

Ver las calles de Busan llenó su corazón de nostalgia. Aún podía recordar todas esas veces que recorrió esas calles, que visitó todas esa tiendas. Cuando iba y regresaba de la escuela.

O cuando tenía salidas con sus padres, disfrutando de cada momento. Lo único que lo aferraba a Busan eran sus padres. No sabía en que estado se encontraban las lápidas de ambos. Porque dudaba qué sus tíos se hubiesen hecho cargo.

No supo nada de ellos, solo que se habían ido de Busan ¿a donde?, a Jimin le daba igual.

Su corazón se estrujaba mientras más se acercaban al lugar, sus manos sudaban y las ganas de llorar lo invadieron. Jungkook se había dado cuenta de su estado, aunque quizo reconfortarlo se espero, lo haría cuando estuviesen en el cementerio.

Luego de unos minutos el auto se parqueo frente al lugar. Jimin trago grueso y miró el lugar.

La mano de Jungkook se posó sobre la suya y sus ojos se conectaron.
— Aquí estoy yo contigo ángel. No estas solo.

Apretó su mano y Jimin asintió. Tenía a su alfa, ese hombre que siempre le apoyaba y animaba, ese que le brindaba de sus fuerzas y era un soporte.

Jimin agradecía tener a Jungkook en su vida. Sin duda era un gran regalo de la diosa luna.
Bajaron del auto y tomados de las manos se encaminaron a donde estaban las lápidas de los señores Park.

Jimin todavía recordaba el camino, sus ojos se llenaron de lágrimas y no fue capaz de contenerlas, estas bajaron por sus mejillas, apretó la mano de Jungkook buscando fuerza.

Cuando llegaron, los nombres de ambos relucieron. Jimin se sorprendió por ver bien cuidadas ambas lápidas. Incluso tenían un ramo de rosas cada uno. Recordó que Jungkook también había comprado.

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