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Rodrigo se despertó en medio de la noche, en parte debido a la incomodidad del sillón, pero la razón principal era por la ausencia de Iván. Si bien es cierto que no han dormido pegados, el notar cómo la cama se hundía a su lado y el leve calor corporal que llegaba a percibir de su pareja ayudaban mucho a la hora de dormir sin temer por qué clase de horribles pesadillas tendría.

Se levantó con dificultad del sillón, casi tropezando con la manta. ¿Ya la tenía antes de dormirme? Una leve sonrisa se formó en sus labios por la idea de que haya sido Iván quien amablemente se la extendió para no pasar frío.

Barry se acercó al muchacho para restregarse en sus piernas reclamando atención, lo cuál logró pues Rodrigo lo tomó en brazos y empezó a acariciarle con suma delicadeza.

Mientras escuchaba los ronroneos de su felino amigo, alzó la mirada en busca del reloj. Eran exactamente las 4:27 de la mañana. No sabe a qué hora se fue el Pelinegro pero lo esperaría pacientemente, confía plenamente en que volverá.

Pero, ¿y si no vuelve? Tan solo habían pasado dos minutos y Rodrigo ya empezaba a delirar.

Y así, entre ronroneos y los sonidos de las gotas cayendo en el cristal por la repentina lluvia, pasaron 2 horas y Iván seguía sin volver.

Rodrigo entiende que es un dios, Rodrigo entiende que Iván también debe tener su vida, Rodrigo entiende que él no lo es todo para Iván, y aún así no puede evitar desear estar con él a todas horas.

Cada minuto sin rastro de Iván aumentaban sus ganas de llorar, dándose cuenta de lo mucho que se había apoyado en él. Sabe que eso no era bueno, es muy consciente de que esa extrema dependencia puede llegar a ser muy molesta para el Pelinegro, y aunque a veces le hacía bromas inocentes, no quiere llegar a ser un estorbo para él.

Y cuando finalmente dejó de retener las lágrimas, a las 8 de la mañana la puerta de su habitación fue abierta de golpe. Volteó rápidamente pensando que sería ese a quien llevaba toda la madrugada esperando, pero un nudo en la garganta junto a un inexplicable dolor en su estómago aparecieron al ver que se trataba de un notablemente enfadado señor Juan.

—Rodrigo —le llamó con ese tono de voz grave que solía usar cuando se enfadaba con el menor. Sabía que se venía un fuerte regaño, y Iván seguía sin aparecer.

Su padre lo agarró fuertemente del cuello del pijama y lo arrastró fuera de la habitación sin cuidado alguno junto al pobre gato, que se puso a arañar al adulto en un intento de defender al chico.

Rodrigo no sabe qué hizo para enojarlo, y por mucho que intentara recapitular todo el día anterior no encuentra la razón. Por cómo estaba su padre sabe que no se viene un momento agradable.

Te necesito, por favor, vuelve, rogó en su mente aún esperanzado antes de que su progenitor lo lanzara fuertemente hacia el húmedo césped del jardín, llenándolo rápidamente de barro.

Y ahí el señor Juan abrió la boca para empezar su regaño hacia el menor, una que fue mucho más intensa que las anteriores.

T-tengo miedo..

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⏰ Última actualización: Aug 23 ⏰

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𝖄𝗘𝗢𝗠𝗡𝗔 || 𝐑𝐎𝐃𝐑𝐈𝐕𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora