CAPÍTULO 5

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Joel

Año 2023

No era la primera vez que le vendía mercancía a ese hombre, pero no le tenía confianza. Pertenecía a FEDRA y aunque aborrecía más a las Luciérnagas, por lo menos en Boston era tener cuidado con todos los soldados que abusaban de su poder.

Ya me habían tocado varios que intentaban amenazarme, pero muchos otros abogaban por mí por las pastillas que les conseguía. No necesitaba que me protegieran, pero sí me daban algún beneficio, mejor para mí y pasar desapercibido en esa ciudad.

Y lo estaba comprobando una vez más, mientras esperaba a que apareciera en el lugar de siempre, una ejecución se llevaba a cabo frente a mis ojos. No es que me gustara, pero después de 20 años, ya estaba acostumbrado, además había hecho cosas peores para sobrevivir.

No me arrepentía de ello.

Mire a mi alrededor, y lo vi haciéndome una seña para que entrara al callejón de siempre. No había necesidad de tanta plática, no era de muchas palabras y mientras menos me conocieran, mejor pasaba desapercibido por los demás soldados.

—¿Las tienes?— saqué el contenido de la bolsa y luego de un intercambio de palabras me dio el pago con cigarros y un par de cartillas.

—¿Es todo?— pregunté al verlo guardar las pastillas en uno de sus bolsillos.

—Al parecer. No salgan en una o dos semanas, los patrullajes por la aparición de las Luciérnagas se van a reforzar— mencionó. —Y no voy a poder hacer nada por ustedes—

Como si nos importara, habíamos salido en situaciones peores y siempre la habíamos librado. No era sorpresa para nadie los ataques de las Luciérnagas, ni la guerra constante que tenía con FEDRA, mientras no se volvieran a meter en mi camino, dejaría que ellos hicieran lo que sabían hacer.

Destruir vidas y relaciones.

Meterse en la cabeza de los demás.

Se retiró luego de unos segundos, me quedé ahí apuntando varias cosas que necesitaríamos en nuestra siguiente excursión, pero al levantar la mirada y dar un par de pasos en dirección a la calle principal, mi corazón se detuvo.

Una silueta que nunca olvidaría camino en la calle contraria a donde yo me encontraba. Llevaba consigo una maleta enorme y caminaba entre la gente, esquivando a quienes se cruzarán en su camino.

—Emily...— suspiré. Mi corazón comenzó a latir desenfrenado, poco faltaba para que se saliera de mi pecho. ¿De verdad estaba ahí? Mis piernas actuaron por reacción propia y sin apartar la mirada de ella, me metí entre la multitud de gente que seguía mirando la ejecución. Solo había alguien que me importaba y estaba cada vez más lejos de mí.

Decía en mi mente su nombre una y otra vez, porque parecía que las palabras no salían de mi boca. Mala fue mi suerte, pues justo cuando ella dio la vuelta en una de las calles, las personas comenzaron a dispersarse, estorbando mi paso. La ejecución había terminado y por ende los soldados mandaron todos a su respectivo departamento por el toque de queda.

—No, Emily— murmuré sin esperanza ya. Los cuerpos de las demás personas chocaban con el mío. Y cuando logré llegar a la calle, ya había pasado bastante tiempo. Estaba sola y en la esquina de esta, si había una mujer con una maleta en sus piernas, pero no era ella. No era la primera vez que mi cabeza me traicionaban, haciéndome imaginar a Emily caminar por las calles de Boston o por cualquier lugar donde estuviera.

Por un momento mi corazón volvía a tener vida, porque pensaba que ella estaba ahí, pero cuando regresaba a la realidad y el hecho de que ella ya no estaba, volvía a morir en vida. A sentir que mi vida ya no tenía valor y que solo seguía por un impulso de encontrar a mi hermano.

Mutual Reward ---- Joel Miller // (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora