CAPÍTULO 3

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Emily

El estar embarazada no era como tal una pesadilla como me lo habían hecho creer hace algún tiempo. Cuando Joel y yo nos casamos, una doctora del hospital me asustó por las cosas que contaba sobre las mujeres después del parto o las complicaciones que había para el bebé.

Fue por eso por lo que se aplazó tanto el plan que habíamos hecho desde un inicio cuando nos comprometimos. Además de que ninguno de los dos tenía los recursos ni el tiempo para estar centrados en un pequeño ser.

Yo tenía 25 y Joel 29 cuando nos casamos y apenas estaba iniciando mis pasantías en el hospital. El embarazo iba a complicar el progreso. Pero ahora, mi puesto era seguro y era reconocida en la clínica, Joel era jefe de construcción y Sarah ya era más independiente.

Lo único que no me gustaba pasar, eran todos los síntomas secundarios. Las náuseas sobre todo, que era lo que me despertaba por las noches y me mantenía alerta. No podía descansar adecuadamente y eso me mataba, pero el cuerpo a mi lado hacía que eso fuera más ligero.

Sus caricias, sus besos y su forma de consentirme era lo que me hacía cerrar los ojos y descansar aunque fueran un par de horas. Y lo estaba aprovechando, no era lo mismo tener un bebe de 3 meses creciendo y desarrollándose, que uno de 8 o 9 meses a punto de nacer.

—¡¡Mily!!— gritó Sarah golpeando la puerta logrando sorprenderme —¡Joel! ¡Papá!— a él le gritó mucho más fuerte. Pero aun así no despertó, ni siquiera porque la alarma sonó a un costado de él.

—Ya vamos, mi vida— contesté. La mano de Joel seguía en mi vientre y su rostro oculto en mi cuello. —Es increíble que no te despiertes con la alarma, pero si cuando no estoy a tu lado— murmuré, y así logré que se removiera en las sábanas.

—Tú, Sarah y este bebé son lo que me mantiene en la tierra, con ganas de vivir... el trabajo puede esperar— susurró en respuesta arropándome con sus brazos.

—Pero tu trabajo y mi trabajo son lo que mantienen esta casa, así que... arriba, señor Miller cumpleañero— palmeé su mano, para que me soltara, cuando lo hizo, me senté en la cama y él acercó su cabeza hasta acostarla en mis piernas.

Besó mi vientre con amor y ternura, pasando su nariz por la pequeña expansión.

—Ya pedí el día de mañana para la ecografía— me miró desde abajo —No se te ocurra enterarte antes en el hospital, quiero estar ahí— me señaló.

—Tranquilo, yo también quiero que estés presente para todo lo que respecta a este bebé. Merece tener todo el amor existente posible, porque fue hecho por el mismo— afirmé.

—Hablando de eso...— se levantó y buscó entre los cajones un sobre amarillo, me lo entregó y antes de abrirlo, me sostuvo de la mano y beso la alianza que descansaba en mi dedo anular para luego entrelazar nuestros dedos. —El 11 de octubre nos vamos de viaje a Chicago— beso mi mejilla.

—Los conseguiste— no pude evitar sollozar al ver los 3 boletos de avión en el interior. —No está confirmada la fecha, pero mañana que vayamos a la revisión le preguntare al médico si puedes viajar y si no hay ningún problema; dentro de pocos días estaremos recorriendo esas calles que tanto te fascinan—

—Eres el mejor, corazón— me lancé a sus brazos, permitiéndome experimentar la calidez de su cuerpo y de sus brazos a mi alrededor.

—Lo mejor, para la mejor— beso mi frente y después mis labios. —Celebrar 8 años casados no es poca cosa, y yo lo sigo sintiendo como si fuera el primer día—

Bajamos 15 minutos luego de terminar de arreglarnos. Joel vestía una playera color gris y un pantalón de mezclilla. Mientras que yo, me puse el uniforme para las horas en el hospital correspondientes.

Mutual Reward ---- Joel Miller // (Pedro Pascal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora