❥ Hay lugares donde uno se queda y lugares que quedan en uno
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La nave continuaba la trayectoria, el camino a namekusein era de solo unos cuantos días
Sus dedos movían de forma involuntaria, bailando al ritmo de su corazón. La chica no sabía que hacía ahí, apareciendo de la nada; temía a el Son, la verdad podia relucir y era algo que para nada le emocionaba, su mirada se enfocaba en objetos insignificantes, pero no lograba enfocarse
Dijo que estaba apunto de entrenar. Eso lo hizo aumentando la gravedad
Sus ojos desplazaban de un lado a otro, en intento de hallar una salida o respuesta a la incertidumbre. La diferencia de pesos era ahora una problemática, si aumentaba la gravedad su ser podría no resistir, casi estaba segura que iría contra el suelo cuanto está cambiará. Rascó su mejilla con el dedo índice mientras pensaba. Su nerviosismo era palpable con el aire, no podía evitar que Goku activará la gravedad después de todo era punto clave para que él aumentará su fuerza, no quería que Freezer le pateara el trasero, aún sabiendo que tendría un power up gracias a la muerte de su amigo
— ya enserio dime ¿En qué momento te subiste a la nave y como supiste que iría a namekusein? — exigía el sayayin
Sus piernas se movieron inquietas, los pies tamborillaban contra el suelo, no sabía la respuesta a dar
— B-bueno no sabía que irías a namekusein. Ni siquiera se que es eso — el sudor perlaba su frente evitando el mirar del chico
— ¿Entonces por qué subiste? —
— es que yo no... digamos que fue coincidencia —
— ¿Coincidencia? —
— si, si — carcajeo sin gracia, su garganta estaba seca — ¿te gusta el pan? —
Gracias Ximena que grandes ocurrencias
Quiso pegarse contra la pared, hacer el ridículo era un don. El azabache daba su mirar, como si tratase de ver a través de la castaña, la sospecha en él indicaba duda, a diferencia de la confianza que indicaba paz. La seguridad de ninguna maldad provocaba el convencimiento, decidiendo no indagar más
— bien aprovechando que estás aquí y al parecer me harás compañía todo el viaje entrenemos — dijo acercándose al panel de control
— entrenar... ¡AH! — exaltó. Lo primero que quería evitar — no, no puedo — negó rápidamente moviendo su cabeza
— si, si puedes, estás aquí y no hay nada más que hacer — el azabache replicó
— si pero es que tengo el brazo lastimado —
— yo lo veo muy bien —
— puede parecer bien, pero no lo esta, es... una herida un tanto especial —
