❥ Sólo imagina lo precioso que puede ser arriesgarse y que todo salga bien
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Llegó a dónde daba lugar la batalla, evitando ser vista por el sayayin gigante, ella lo haría, le cortaría la cola si o si
— demonios... ¿Solo salto y ya? — susurro con incertidumbre. Una oportunidad era la única para tener, si fallaba, todo se daba por terminado
Soltó el aire preparada, la acción empezaba ahora
Corrió tan rápido sus piernas permitieron, el enemigo encontraba con la atención en totalidad sobre los recién llegados
¡Ahora o nunca!
Un inmenso salto, esforzando a su cuerpo a dar su potencial, mira a su objetivo, moviendo de un lado a otro lado extremidad, sujetando con mayor fuerza la empañadura, un corte limpio, vamos si se podía, animaba a si misma, soltó un gritillo ante el esfuerzo y finalmente lo corto
— Maldición no me di cuenta de que había otra sabandija más — el grande se movía con aullidos, rugía como si de un dragón se tratase, pisadas similares a un huracán al volver poco a poco a su forma original.
Trago grueso, solo pongo los dos pies, ¿No me los romperé? La caída no había sido tomada en cuenta, sus cabellos pusieron de punta. ¡¿Y si se rompía las piernas?! Ya estaba cayendo, internamente las cascadas de lágrimas escurrían
La adrenalina del instante llegó a su ser, las personas de los animes habían ver un aterrizaje fácil, debía serlo, debía serlo, ¡Debía serlo!
Convencida, aún que no tanto, que tal si... no, no, no, convencida, si, así era, proyecto sus piernas para tocar suelo. La voltereta despues de tocar piso no fue prevista, girando pero sana
Hey pero lo logro
Estoy vivita. Estoy vivita. Dios, gracias
El cabeza pelipalmera iba en picada, soltado por el ex-simio, llegar al suelo una muerte segura aproximaba
Oh, cierto
Bueno, si sobrevivió a caerse de un barranco esto será un golpe contra la almohada... Espero...
Chasqueo la lengua, el impacto sería doloroso, recorrido de segundos, logrando sostenerlo en sus brazos. Cayó de senton al suelo, dolió, tal vez no tanto a su imaginación, con la mitad del cuerpo sobre sus piernas
Acario la melena del hombre, la calidez llenaba sus ojos y sus pupilas dilataban
Pobrecito debe estar adolorido
— E-ella le cortó la cola — El niño y su acompañante inmediatamente reconocieron a la chica
