First Mission: Heaven - Adaptación [FreenBecky]

「 ✦ If You Know ✦ 」

02:20

Regla 2: La muerte es capaz de muchas cosas, pero jamás podrá contradecir las reglas del cielo ni del infierno.

02:20

REBECCA ARMSTRONG.

—Imposible —contradijo Nam—. Es imposible que la muerte te haya visitado, es que, ¿en serio?

—A ver, no es imposible —agité mis manos al aire—. Ella aparece cuando le da la gana, ¿sabes que es lo peor de todo?, que cuando quise hablar con ella, desapareció de la nada.

Tanto Nam como Billy me miraron con incredulidad. Ambos siempre supieron que era una persona en mis cinco sentidos, nunca creí en temas paranormales, ni mucho menos me interesó la religión como tal. Siempre que un tema de esos era mencionado, yo prefería evadirlo. Pero en este caso, ambos se encontraban igual de tiesos ante mi confesión.

Incluso yo, cuando anoche, me costó dormir por el hecho de que estrechar la mano de la muerte, fue más que suficiente para que mi mundo se pusiera de cabeza. Si antes tenía miedo, ahora estaba mucho peor.

No solo entré en pánico por la situación, sino que la intriga era mucho más fuerte que cualquier otra cosa. Y así como quería huir, quería demostrar que no le tenía miedo a la muerte, y la primera clave para que eso sucediera, era enamorarme de ella.

—Mira, sabemos que estás mal, Rebecca, de la mente, obvio, pero no es para tanto —dijo Billy—. Siéntate, toma un respiro.

—No estoy enferma ni mal de la mente —suspiré—. Quiero que me crean.

Billy estaba ajeno a la situación, y Nam por igual, sí sabían que muchas veces fui al hospital por temas de enfermedades, pero nunca supo exactamente los resultados, y por esa razón decidí ocultárselo. No quería que vivieran aferrados a la idea de que un día ya no estaría.

Algún día ya no podré estar junto a ellos, si es que antes de los meses y el tiempo que me dieron no logro enamorar a la muerte, o quizás logre enamorarme de ella. Pero es una chica, yo nunca sentí una atracción como tal a una chica. Menos ahora que sé que se trata de la muerte.

La cual no solo quiere llevarme a mí, sino también a alguien a quien yo ame mucho.

Por eso, desvié todo tema que tuviese que ver con algún tipo de enfermedad, incluso la mía, la cual es muy grave. Nam estaría mejor sin saber que en poco tiempo no me verá más, y mi madre, junto a mi hermana, se sentirán aliviadas al ver las pruebas falsas de los exámenes; así todos siguen su vida con normalidad, sin restarle un segundo para agregármelo a mí.

—Y te vamos a creer —Nam se pasó la mano por la frente—. Claro, cuando... sea lógico lo que dices.

—¿No consideran que existe la muerte? —me crucé de brazos—. Perfecto, ahora nadie me cree.

—Rebecca, ¿y cómo?, es imposible que hagas un trato con la muerte, ¡menos tú, que nunca has creído en esas cosas! —exclamó—. Detente un momento, no vas a llegar a nada diciendo que hiciste un trato solo para que te dejara vivir más, ni que te fueras a morir.

Resoplé dejándome caer en el mueble agotada. Me sentía exhausta, pero de ayer para hoy no había sentido ninguno de los dolores que me pasaban antes, ni mis huesos dolían. El dolor de mis ojos desapareció y la fatiga por igual. Sentía que era una persona nueva, pero con noción de que mi tiempo en la tierra estaba contado.

Y muy limitado.

Es de esas veces que sabes como vas a morir, pero no el día. En este caso, yo sabía ambas. Y era lo que más me dolía.