Capítulo 4. ¿Buenas o malas noticias?

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Amaba este momento, en especial porque iba a Eslovaquia a ver a papá y a mis amigos. Estaba haciendo mi pequeña maleta para salir de mi habitación dirigiéndome a la de Sofía. El abuelo Albus no muy bien quería dejarme salir, él dijo que de ahora en adelante pasaría los fines de semana con la señorita Granger, según para avanzar lo más rápido con el aprendizaje. Acepto después de que le rogué como 150 veces, aparte le dije que quería ver a papá personalmente para hablar unos temas de "Vampiros". Y también acepto gracias a mi bendita madre, ella le dijo que aprovecharía para llevar pociones de reservas que necesitan. Y aquí estoy, parada enfrente de la puerta de sofi tocando fuerte para que se apure.

- Vamoooos Sofi, ya me quiero ir. –Dije tocando repetidamente la puerta hasta que la abrió.

- Ya voy, me estresa que me andes apresurando. Aparte mamá aun no llega. –Dijo saliendo con su maleta.

- Claro que ya llegó, me acaba de avisar Draco que ya nos están esperando. –Al mencionar el nombre del teñido se sonrojó levemente, acción que no pasó desapercibida por mí.

- Bueno entonces vamos –Comentó mientras caminábamos rápido. –Por cierto, Ale... ¿Cómo te fue en las pruebas?, Tamara me comentó que su hermana estaba ahí. ¡PREFERISTE DECIRLE A TU TUTORA QUE FUERA A APOYARTE EN VEZ DE TU HERMANA! –Dijo mientras me dio un empujón el cual no me movió para nada.

- Oye, para empezar, te dije en el almuerzo, pero ni caso me hiciste por estarle contando a Dayana lo inteligente que era su hermano. –se sonrojó- Mejor Dayana fue a verme que tú, porque ELLA-SI-PUSO-ATENCIÓN –Dije remarcando cada palabra.

- Ya, lo siento, pero aun así quiero saber que hacia Granger mayor ahí, ¿Que no el abuelo dijo que era reservada? –Preguntó.

- Si te soy sincera no sabía que estaría ahí, le comenté que hoy no nos podríamos reunir porque tenía que ir a la prueba, ella me dijo que estaba bien, entonces cuando regresé a mi habitación para buscar la escoba que me presto el abuelo, miré que mis ojos seguían en tono gris, ni si quiera se miraba que fueran a regresar a café. Entonces recurrí al único mago con lentes que juega Quidditch. –dije mirándola.

- Harry Potter ¿no? –Asentí

- Cuando me acerque a su sala común por suerte iba saliendo Ginny Weasley, me hizo el favor de hablarle y me ayudo con el hechizo que él ocupa. Igual valió la pena llevarlos porque al llegar al campo la señorita Granger estaba en las gradas y pues ya sabes que me ocurre, igual llego Dayana a darme un abrazo, tenía la esperanza que llegaras. –Dije limpiándome una lagrima falsa.

- Ya, me haces sentir mal. ¿Te parece si cuando lleguemos a Eslovaquia te llevo a comer a tu restaurante favorito? –Me dijo mientras me sonreía.

- Ya me convenciste –Dije pasando uno de mis brazos por sus hombros abrazándola. - La verdad fue algo complicado hacer la prueba porque llevaba las gafas, espero papá tenga la solución.

- ¿Ósea que te fue mal?

- No, en realidad me fue estupendo, quedaron boquiabiertos al ver lo rápido que podía hacer los movimientos, eso de esquivar Bluggers es como esquivar a las chicas de 19 años de Eslovenia. Son unas fieras al jugar soccer, pero de igual manera soy mejor que ellas.

- Eres una presumida. –Dijo dando un pequeño golpe. Sin darnos cuenta ya habíamos salido del castillo quedando justo frente mamá.

- Hola mamá –dijimos las dos juntas.

- Hola mis amores, ¿listas para irnos? –Pregunto mientras nos daba un abrazo.

- Claro, pero tenemos que esperar a que sean las 9 pm ¿no? –Pregunté mirando el reloj de mi bolsillo.

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