Capítulo 3: Las Hordas del Mal

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*Aún no pongan la canción de Multimedia*

Narra Lana:

Después de la gran celebración en cuanto a mi victoria en mi examen final, todos se van a sus lugares a dormir, incluyéndome. Mientras camino directo a mi habitación, escucho pasos detrás mío, lo cual me hace mirar de reojo a quien se encuentra siguiéndome.

-¿Te puedo ayudar en algo? -pregunto en voz alta mientras sigo mi camino-

-Vaya, pensé que no te percatarías de mi presencia detrás tuyo -esa voz...Link, me detengo en seco-

-¿Link? -me doy media vuelta- ¿qué sucede? ¿Pasó algo? -pregunto al ver su expresión, parece algo asustado y confundido-

-Si, pasó algo -responde nervioso- hace rato en el patio de entrenamiento, puedo jurar que algo en ti cambió -me examina con la mirada y rápidamente me siento incómoda-

-¿Qué? -parpadeo frenéticamente- escucha, Link... -suspiro- estoy algo cansada, hoy fue un día muy pesado para mí, ¿si? -lo miro suplicándole que me deje ir por el momento-

-Si, lo entiendo, pero... -me mira preocupado- Lana, me preocupa el hecho de que algo te esté sucediendo, sé que apenas nos conocimos formalmente ayer, pero no soportaría el hecho de que le pase algo a la asistente de la Princesa Zelda, es decir, a ti -lo que al principio me parecía algo dulce ahora se convierte en algo amargo-

-¿Sólo porque soy su asistente debes protegerme? ¿Para que vea que eres un buen joven? -escupo con asco- no seré tu boleto a su conquista -me doy media vuelta furiosamente y camino con más rapidez y enojo directo a mi habitación-

-¿Conquista? ¿De qué estás hablando? -lo escucho preguntar mientras corre detrás mío-

-Olvídalo -escupo con molestia y finalmente estoy en la entrada de mi habitación- que tenga buenas noches, joven Link -me despido sin siquiera darle la cara y abro la puerta de mi habitación para cerrarla con fuerza al entrar-

Camino de un lado a otro por la habitación con suma molestia acumulada, agarro la almohada de mi cama, la tiro al piso con fuerza, la pateo de un lado a otro y mis puños se encuentran cerrados con furia. Hablo entre dientes, cosa que hago al estar molesta, y finalmente me desahogo.

-¡Ugh! ¡Lo sabía! Solo me está utilizando para conquistar a la princesita esa repulsiva de Hyrule -escupo- ¡Ahhh! -grito con agudeza y molestia- ¿qué tiene ella que no tenga yo? Apuesto a que es una completa... -detengo mis palabras al verme en el espejo- ¿qué...? -mi cara palidece-

El reflejo de mí en el espejo es diferente a como, según yo, luzco en realidad. Mi cabello se ha tornado completamente morado, aunque al verlo con mis propios ojos, sigue siendo casi rubio. Mis ojos son profundamente rojos, y mi tez es más blanca a como es en realidad. Mi atuendo tiene estilo de ser de una hechicera, y el aura a mi alrededor es negra con rojo.

-Felicidades, estás empezando a despertar -dice mi reflejo y yo parpadeo frenéticamente sin creer lo que veo-

-¿Qué demo...? -no termino la frase-

-No te sorprendas -ríe mi reflejo- éste es tu verdadero ser, no te asustes

-¿Mi verdadero ser? ¿De qué hablas? -pregunto completamente confundida-

-Aún no es tiempo para que sepas la verdad -responde y pongo mis ojos en blanco-

-¡Nunca es tiempo! -grito con furia- ¡lo mismo me pasó en la otra historia! No volveré a esperar -miro mi reflejo con molestia-

-Entonces no esperes y muere -responde con suma frialdad y mi expresión cambia- ah, ¿ahora si esperarás? -se burla-

-¿Quién eres? -pregunto-

Almas Separadas (Link Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora