El domingo por la mañana, el campus estaba tranquilo. Aproveché la paz para dar un paseo matutino antes de reunirme con Liam. Los eventos de la semana anterior seguían rondando en mi mente, especialmente la tarde que pasamos tomando café y conociéndonos mejor. Me sentía más conectada con él, y aunque nuestra relación seguía siendo principalmente académica, había una cercanía creciente que no podía ignorar.
Al llegar a la biblioteca, vi a Liam esperándome en nuestra mesa habitual. Me saludó con una sonrisa que me hizo sentir más a gusto.
—Buenos días, Emma. ¿Lista para otra sesión de trabajo? —dijo, levantando su taza de café en señal de saludo.
—Listísima. ¿Qué tal tu fin de semana? —pregunté mientras me sentaba y sacaba mis materiales.
—Tranquilo, más que nada estuve revisando nuestras notas y pensando en cómo podemos mejorar la presentación —respondió. Luego, su expresión se tornó más seria. —Emma, antes de que empecemos, hay algo de lo que quiero hablar contigo.
Mi corazón dio un vuelco. La seriedad en su voz y en su mirada me hizo sentir una mezcla de curiosidad y preocupación.
—Claro, Liam. ¿Qué pasa? —pregunté, tratando de mantener la calma.
Liam tomó un profundo suspiro y miró hacia la ventana, como si buscara las palabras adecuadas.
—Es algo personal, y siento que necesito compartirlo contigo porque... bueno, porque estás empezando a significar mucho para mí y creo que necesitas saberlo.
Asentí, dándole el espacio para continuar.
—Hace un par de años, cuando estaba en mi primer año de universidad, pasé por un momento muy difícil —comenzó, su voz temblando ligeramente. —Mi padre, el economista del que te hablé, falleció repentinamente. Fue un infarto y no pudimos hacer nada.
Me quedé en silencio, sintiendo el dolor en su voz. No sabía qué decir, así que simplemente esperé a que continuara.
—Fue un golpe muy duro para mí y mi familia. Él era no solo una figura paterna, sino también mi mentor, mi inspiración. Todo lo que sé de economía y mucho de lo que soy se lo debo a él —prosiguió, con la mirada perdida en sus recuerdos. —Durante ese tiempo, me perdí. Las clases, los amigos, todo dejó de tener sentido. Estaba a punto de abandonar la universidad cuando encontré apoyo en uno de mis profesores y en terapia.
—Liam... lo siento mucho —dije finalmente, encontrando mi voz. —Debe haber sido muy difícil.
—Lo fue. Pero poco a poco, con ayuda, comencé a reconstruir mi vida. Decidí seguir adelante con la carrera porque sabía que era lo que él hubiera querido. Quería honrar su memoria y continuar con su legado —explicó, su voz ganando firmeza. —Pero todavía hay días en los que la tristeza me supera, y me resulta difícil concentrarme o motivarme.
Asentí, comprendiendo más sobre las razones detrás de su enfoque serio y estructurado. Su manera de trabajar y su dedicación tenían raíces profundas en una pérdida que lo había marcado profundamente.
—Gracias por compartir esto conmigo, Liam. Entiendo ahora por qué te esfuerzas tanto y por qué eres tan apasionado con lo que haces —dije, intentando ofrecerle un consuelo sincero.
Liam me miró, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y tristeza. —Gracias por escucharme, Emma. No se lo he contado a muchas personas, pero sentí que necesitabas saberlo para entenderme mejor.
—Lo aprecio mucho, Liam. Y quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites. Estamos en esto juntos, no solo en el proyecto, sino también como amigos —respondí, tocando suavemente su brazo en un gesto de apoyo.
Nos quedamos en silencio por un momento, permitiendo que las palabras se asentaran. Luego, decidimos enfocarnos en el trabajo, aunque la conversación había creado un vínculo más profundo entre nosotros.
Pasamos el resto de la mañana trabajando en nuestra presentación, ajustando detalles y asegurándonos de que todos los puntos estuvieran claros. A pesar de la intensidad del trabajo, había una sensación de camaradería y entendimiento que hacía todo más llevadero.
Al mediodía, decidimos tomar un descanso para almorzar. Caminamos hasta una cafetería cercana y pedimos algo ligero. Mientras comíamos, la conversación giró hacia temas más ligeros, pero la revelación de Liam seguía presente en el fondo de mi mente.
—Emma, ¿tienes algún lugar especial al que te guste ir cuando necesitas pensar o relajarte? —preguntó Liam, tomando un sorbo de su refresco.
—Sí, de hecho. Hay un parque no muy lejos de aquí, con un pequeño lago. Me gusta sentarme allí y leer o simplemente observar el agua. Es muy tranquilo y me ayuda a despejar la mente —respondí con una sonrisa.
—Eso suena genial. Quizás podamos ir algún día —sugirió, su tono casual pero con un toque de esperanza.
—Me encantaría —dije, sintiendo una calidez en su propuesta.
Después del almuerzo, regresamos a la biblioteca para continuar trabajando. Estábamos tan concentrados que las horas parecieron pasar volando. A medida que la tarde se convertía en noche, sentí que habíamos hecho un progreso significativo.
—Creo que hemos avanzado mucho hoy. Gracias por tu dedicación, Emma —dijo Liam, cerrando su laptop y estirándose en su silla.
—Gracias a ti también, Liam. Realmente creo que estamos haciendo un gran trabajo juntos —respondí, recogiendo mis cosas.
Nos despedimos en la entrada de la biblioteca, con la promesa de seguir trabajando en los días siguientes. Mientras caminaba de regreso a mi dormitorio, no pude evitar reflexionar sobre la revelación de Liam. Su vulnerabilidad y honestidad habían creado un nuevo nivel de confianza entre nosotros, algo que apreciaba profundamente.
Al llegar a mi habitación, me senté en mi escritorio y abrí mi diario. Sentí la necesidad de escribir sobre lo que había aprendido y cómo me sentía. Las palabras fluyeron fácilmente, describiendo no solo el día, sino también mis emociones y pensamientos sobre Liam.
"Hoy, Liam me contó algo muy personal sobre su vida. Perdió a su padre hace unos años, y eso ha moldeado mucho de quién es ahora. Su dedicación, su pasión, todo tiene raíces profundas en esa pérdida. Me siento honrada de que haya confiado en mí para compartir su historia. Me hace verlo de una manera diferente, con más comprensión y empatía. Siento que nuestra relación está evolucionando, y no solo en el ámbito académico. Estoy empezando a conocer al verdadero Liam, y me gusta lo que veo."
Cerré el diario con una sensación de satisfacción. La revelación de Liam había profundizado nuestra conexión, y sentía que estábamos en un camino hacia algo significativo. Estaba lista para enfrentar lo que viniera, sabiendo que nuestra amistad y colaboración se estaban fortaleciendo con cada día que pasaba.
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Entre nosotros: Amor en tiempos universitarios
RomantikSumérgete en la cautivadora historia de Emma y Liam, dos estudiantes universitarios cuyos destinos se entrelazan en un torbellino de emociones, amistad y amor inesperado. Emma, decidida y apasionada por las políticas públicas, y Liam, con su enfoque...