Capítulo 9: Celebración Universitaria

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El día de la presentación finalmente había llegado. Sentí una mezcla de nervios y emoción mientras me preparaba en mi dormitorio. Habíamos trabajado tan duro para llegar hasta aquí, y sabía que estábamos listos, pero eso no hacía que los nervios desaparecieran. Elegí un conjunto profesional pero cómodo, algo que me hiciera sentir segura y preparada.

Al salir de mi dormitorio, me encontré con varias caras conocidas en el pasillo, todos dirigiéndose al auditorio donde se llevaría a cabo el evento. La universidad había organizado una celebración en honor a los estudiantes que presentarían sus proyectos finales, y el ambiente estaba cargado de anticipación.

Llegué al auditorio un poco antes de la hora pactada y encontré a Liam esperando en la entrada. Llevaba un traje elegante que le quedaba perfecto, y me saludó con una sonrisa que me ayudó a calmar mis nervios.

—Hola, Emma. ¿Lista para esto? —preguntó, extendiéndome una mano para un apretón de manos.

—Listísima. Aunque no puedo negar que tengo un poco de mariposas en el estómago —respondí, aceptando su mano y sintiendo su calidez.

—Es normal. Vamos a hacerlo genial, ya lo verás —dijo Liam, dándome una mirada reconfortante.

Entramos al auditorio y nos dirigimos a la zona reservada para los presentadores. El lugar estaba decorado con pancartas y globos, y había una energía palpable en el aire. Los profesores y compañeros de clase ya estaban tomando asiento, y el murmullo de las conversaciones llenaba el espacio.

Nos sentamos juntos y comenzamos a repasar nuestras notas por última vez. Cada vez que miraba a Liam, sentía una mezcla de gratitud y admiración. Habíamos recorrido un largo camino juntos, y nuestra relación había evolucionado de manera que nunca hubiera anticipado.

El evento comenzó con un discurso del decano de la facultad, quien habló sobre la importancia de los proyectos finales y el esfuerzo que todos los estudiantes habían puesto en ellos. Después de su discurso, comenzaron las presentaciones. Varias parejas de estudiantes pasaron antes que nosotros, cada uno mostrando su trabajo con dedicación y pasión.

Finalmente, llegó nuestro turno. Liam y yo nos dirigimos al escenario, nuestras manos rozándose ligeramente al caminar. Sentí un escalofrío de nerviosismo, pero la presencia de Liam a mi lado me dio la fuerza que necesitaba.

—Buenas tardes a todos. Somos Emma y Liam, y hoy les presentaremos nuestro proyecto sobre el impacto de las políticas económicas en el desarrollo sostenible —comencé, tratando de mantener mi voz firme.

La presentación transcurrió sin problemas. Liam y yo nos turnamos para hablar, complementándonos perfectamente. Habíamos ensayado tanto que las palabras salían de manera natural, y los gráficos y diapositivas que habíamos preparado ayudaban a ilustrar nuestros puntos clave. A medida que avanzábamos, sentí cómo los nervios se disipaban, reemplazados por una sensación de confianza.

Cuando terminamos, el auditorio estalló en aplausos. Sentí una oleada de alivio y satisfacción. Miré a Liam, quien me devolvió la mirada con una sonrisa de orgullo.

—Lo hicimos —dijo, dándome un abrazo rápido antes de bajar del escenario.

Regresamos a nuestros asientos y seguimos viendo las presentaciones de los demás estudiantes. Había muchos proyectos interesantes y bien ejecutados, y sentí un gran respeto por el trabajo de mis compañeros. Después de la última presentación, el decano volvió al escenario para dar un discurso de cierre y anunciar el comienzo de la celebración.

Había una recepción organizada en el jardín de la universidad, con comida y bebida para todos los asistentes. Mientras caminábamos hacia el jardín, Liam y yo fuimos felicitados por varios compañeros y profesores. Era un sentimiento maravilloso saber que nuestro trabajo había sido bien recibido.

La tarde avanzaba rápidamente, y el jardín se llenó de risas y conversaciones animadas. Tomamos un par de copas y nos unimos a un grupo de amigos. La tensión de las últimas semanas se desvaneció lentamente, reemplazada por una sensación de logro y camaradería.

En un momento, mientras conversábamos con algunos compañeros de clase, noté que Liam estaba un poco distraído, mirando hacia un lado del jardín. Seguí su mirada y vi a una mujer mayor, elegantemente vestida, que nos observaba con una sonrisa.

—¿Quién es ella? —le pregunté a Liam, curiosa por la atención que le prestaba.

—Es mi madre —respondió Liam, con una sonrisa que irradiaba orgullo. —Vino a verme presentar. No quería decírtelo antes porque no quería ponerte más nerviosa.

—¡Eso es genial! Deberíamos ir a saludarla —dije, sintiéndome emocionada por conocer a alguien tan importante en la vida de Liam.

Nos dirigimos hacia ella, y Liam me presentó.

—Mamá, esta es Emma. Emma, esta es mi madre, Laura.

—Es un placer conocerte, Emma. Liam me ha hablado mucho de ti —dijo Laura, estrechándome la mano con calidez.

—El placer es mío, señora. Su hijo es un compañero increíble —respondí, sintiendo una conexión inmediata con ella.

—He visto su presentación. Fue excelente. Estoy muy orgullosa de ustedes dos —dijo Laura, mirándonos con admiración.

Nos quedamos hablando con ella por un rato, compartiendo historias y risas. Era evidente que Liam y su madre tenían una relación muy cercana, y verlos juntos me hizo sentir aún más conectada con él.

Mientras la noche avanzaba, el jardín se llenó de luces y la música comenzó a sonar. Había un pequeño espacio para bailar, y algunos estudiantes ya estaban moviéndose al ritmo de la música. Liam y yo nos unimos a ellos, disfrutando del momento y dejando que la música nos guiara.

—Emma, gracias por todo. No podría haber pedido una mejor compañera de proyecto —dijo Liam mientras bailábamos.

—Yo también te agradezco, Liam. Ha sido una experiencia increíble —respondí, mirándolo a los ojos.

La música continuó, y nos perdimos en el momento. Sentí que, a pesar de las dificultades y desafíos, habíamos logrado algo significativo, no solo en términos de nuestro proyecto, sino también en nuestra relación.

Finalmente, la noche comenzó a llegar a su fin. Los estudiantes comenzaron a despedirse y a regresar a sus dormitorios. Liam y yo decidimos dar un último paseo por el jardín, disfrutando de la tranquilidad de la noche.

—Emma, hay algo que he querido decirte desde hace tiempo —dijo Liam, deteniéndose y mirándome con seriedad.

—¿Qué es, Liam? —pregunté, sintiendo una mezcla de curiosidad y anticipación.

—Estos últimos meses han sido increíbles. He aprendido mucho y he crecido como persona, y gran parte de eso es gracias a ti. Me he dado cuenta de que eres alguien muy especial para mí, más de lo que imaginaba al principio —dijo, su voz suave pero firme.

Sentí mi corazón acelerarse. Las palabras de Liam resonaban profundamente en mí, reflejando mis propios sentimientos.

—Liam, tú también eres muy especial para mí. Nuestra relación ha significado mucho, y estoy muy agradecida por todo lo que hemos compartido —respondí, sintiendo una calidez en mi pecho.

Nos miramos en silencio por un momento, y luego, casi como si fuera lo más natural del mundo, Liam se inclinó hacia mí y me besó. Fue un beso suave, lleno de promesas y esperanza. Sentí que el mundo a nuestro alrededor se desvanecía, dejándonos solo a nosotros dos en ese momento perfecto.

Cuando nos separamos, nos miramos a los ojos, sabiendo que algo había cambiado entre nosotros. Habíamos cruzado una línea y, aunque no sabíamos qué nos depararía el futuro, estábamos listos para enfrentarlo juntos.

—Vamos, es hora de descansar. Mañana será un nuevo día —dijo Liam, tomando mi mano.

—Sí, mañana será un nuevo comienzo —respondí, sintiendo una mezcla de emoción y tranquilidad.

Caminamos de regreso a nuestros dormitorios, sabiendo que, sin importar lo que viniera, teníamos algo especial que valía la pena explorar.

Entre nosotros: Amor en tiempos universitariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora