Capítulo: 33

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Aurora.

Definitivamente cuando salí de la casa club jamás me imaginé que un desquiciado Kay me fuese a secuestrar otra vez.

Reconozco que como teníamos tiempo sin saber de él bajamos la guardia, y es algo que sé que mi hombre no se perdonará.

Y naturalmente no dejaré que mi Mike se culpe ante las acciones de otras personas.

Sé que mi hombre me encontrará y cuando eso pase él sacará el infierno fuera de Kay.

Eso está escrito hasta en el firmamento.

El momento exacto en el que aprovechó para secuestrarme fue en el que tenía muchas bolsas de compras en las manos y me dieron ganas de ir al baño por lo que sin avisar le a los prospectos que me escoltaban me fui para halla.

Fui estúpida lo sé.

En fin que cuando salí del baño me topé de frente con Kay.

No me dió chance de gritar cuando me coloco un trapo con un olor súper fuerte que me mareo hasta hacerme desmayar.

Sí, así de estúpido fue mi secuestro.

Así que mientras espero encerrada en este cuartito pequeño en una casa que no se de donde diablos está mato las ansias de que por fin me encuentren.

Esta vez trabó las ventanas y puertas ya que la primera vez que me secuestró yo escapé por una de las ventanas.

El maldito aprendió de sus errores.

Tengo miedo de que regrese y me obligue a acostarme con él y sé que peleare y ahí sé que sería capaz de abusar de mí.

Si eso pasa no sé si podría salir de esa denza oscuridad.

Es algo que no se lo deseo a ninguna mujer, y es que me costó como el infierno superar cuando le vendí mi virginidad a ese viejo gordo y asqueroso.

Acepto que Kay me ayudó bastante en ese aspecto cuando yo estaba enamorada de él y él solo me veía como a un simple culo al cual follar.

Ya de eso ha pasado mucho tiempo.

Acaricio el chaleco de pertenencia que me dió Mike y eso me hace sentir protegida entre todo lo malo.

Agradezco que Kay no me halla obligado a quitármelo y botarlo.

Creo que en su locura no ha notado que lo cargo puesto.

Por otro lado no sé cuánto tiempo ha pasado desde que salí a comprar los ingredientes para la cena pero sé que han sido horas.

Mierda, mi hombre debe estar que no le calienta ni el sol.

Repito maldito Kay.

Doy un suspiro cansado y me acurruco en la pequeña cama de esta minúscula habitación.

Me mantengo en la alta expectativa de que los hermanos del club me rescaten pero siento mucho miedo.

Muerdo mis uñas, las cuales ya no me quedan ninguna porque ya todas me las comí de los nervios.

Ya hastiada de esperar me levanto para ver por la ventana y ahogo un jadeo de horror al ver llegar a Kay en una destartalada camioneta negra bajando se de la misma guardando las llaves en uno de los bolsillos de su pantalón.

Este trae unas bolsas con lo que denomino como comida.

Noto también lo flaco y descuidado  que está, ya no queda nada del chico apuesto que una vez quise.

Me vuelvo a acostar en la cama fingiendo estar dormida.

Oigo como entra a la casa camina a algún sitio y sus pasos se dirige a mi habitación.

Protegiendo A Mi Musa (Saga Vikingos MC #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora