Capítulo 48: Yo nunca te dejaré.

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si algo te pasara, me muero contigo, no soportaría perderte.

Charlotte Bersh:

—Entiende Carson Charlotte no va querer  irse a vivir con nosotros, si desde un principio no quiso volver ala manada, crees que lo ara ahora, es muy necias  no va querer.

Mi cuerpos lo siento pesado, al abrir los ojos lo Prime que escucho es la voz de Carson discutiendo con Camila y Robbie frente a mi habitación.

—Carson —lo llamo y los tres en seguida se giran la caminando hacia mi.

—Charlie estás bien —pregunta Carson y Robbie, con sus rostros que reflejan preocupación.

—Hay que  llamar  al doctor —dice Robbie.

—Tranquilos estoy bien  no necesito ni un doctor.

—Charlotte como te sientes.

—Bien camila —le respondo acomodándome en la cama.

—ven nosotros te ayudaremos no hagas mucha fuerza.

—Basta ustedes dos son muy intensos, estoy bien —regañó a Carson y a Robbie.

Me acomodo, enfrente de mi cama tengo un espejo, me quedé estática mi cabello estaba en su forma natural blanco plateado mi ojos igual, me le quede viendo a Carson y después a Camila, se suponía que Camila no sabia como era mi cabello.

—No te preocupes Camila sabes del color de tu cabello.

—Sí no te  preocupes, tu hermano me lo contó, espero no te moleste, yo no le voy decir a nadie sobre tu cabello.

—Gracias solo los que estamos en esta sala saben lo de mi cabello, prefiero que siga así.

—No tienes por que dudar, eso es un secreto y se quedará así por el bien de todos —dice Robbie.

— y que paso.

—Solo recuerdo ver a Robbie, después nada.

—Ay querida si Carson y Robbie no hubiera llegado a tiempo no se que fuera pasado —dice Camila acomodándose a mi lado.

—pero como me encuentraron.

—ese día el olor a sangre de demonio en el aire era intenso, y antes de llegar a tu casa, tu auto estába estacionado inmedio del camino, y sabíamos que te había pasado algo. Y si te vimos hay tirada.

—Y los demonios.

—Muertos, no te procupes nos encargamos de todo.

—espera ese... que día es hoy.

—Estuviste 3 días y medio inconsciente —dice Carson.

—Tus heridas eran muy graves, estuviste muy mal —dice Robbie.

—Qué lo que huele tan delicioso —digo al sentir un delicioso aroma a comida. —¡Tía Mimí! —grito al ver a mi tía entrar por la puerta con una bandeja de comida.

—Hija —dice ella poniendo la comida a un lado.

—Tía Mimí te extrañé mucho.

—Yo igual hija, solo te descuido un instante y casi te pierdo —dice ella dándome un abrazo, de esos abrazos que te curan el alma.

—Y qué me hiciste de comer —le pregunto.

—Niña glotóna apenas acabas de despertar y ya estás pensando en comer.

—Ya te dije, que te extrañé muchísimo.

—Bueno yo me retiro, a ir voy atraer a mis cachorros —dice  Camila.

La Mestiza  y el Rey Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora