Más me gusta la idea de colocarme en mis rodillas y servirle como templo.
En realidad me da algo de miedo ser tan honesta;
Más lo hice tantas veces.
¿Acaso no? Mientras tú comentabas de mi físico, yo te limpie el semen con mis ojos en plegaria y en mis rodillas golpearon contra la madera fría. Mis ojos lloraron.
Mi boca se convirtió entonces en una aspiradora; mi cabello en una atadura; mis dedos te rebuscaron ahíc escondidos por un clínex y un beso entre tú entre pierna mientras utilize mi lengua te recorrió como brújula y dibuje patrones entre tus dedos; me convertí en cada una de tus fantasías.
Más nunca lo hice con intención a recibir un remitente.
Quizá, esperaba algo de bondad. Algo de cariño; quizá, una caricia suave.
Aunque nunca recibí eso; escuché tu irritación una y otra vez de lo difícil que me era concentrarme porque muy dentro de mi me era difícil tomar a un hombre en serio cuando me trataba de una manera tan cuestionable; no solamente me aislaba, más me intoxicaba y me hacía sentir atrapada entre nuestro neuroticismo mutuo.
Creo que la gente nunca va a entender cuando digo que tengo el hambre de tener los dedos de alguien a la altura de mis labios y mi barbilla; porque así soy yo; porque, en realidad, no soy una amante egoísta. En realidad, a mi mala y buena suerte, soy muy complaciente. Me gusta tener los dedos de alguien sobre mi boca y cerrar los ojos cuando lloro porque yo soy así, de intensa.
Más cuando tú lo hacías era tan diferente; no recuerdo la última vez que no me criticaste mientras me decías que nuestras alturas eran incómodas, que mis ángulos eran incongruentes; que quizá estabas preocupado que estuviera demasiado brusca para tu gusto.
Nunca entendí tu lógica; esperar que una persona se encuentre completamente vulnerable sobre sus rodillas y limpiándote el semen dejando besos sobre el vientre mientras te limpia con klenex y aún así tienes la audacia de decirme qué hay algunos ángulos que no me favorece; aun así, tienes la audacia de decirme que te sientes incómodo que no puedes soltar tus secretos más sucios porque tu ansiedad te carcome de la manera que miras a las mujeres por tu pasado trágico; y es que, el problema no es tu pasado trágico. El problema aquí es, el hecho que crees merecerlo; que crees que después de decirle como quieres cogerte a alguien más tengo que mantener una expresión suave, sincera y dulce para entender entonces que quizá no soy la única.
Te mire como un creyente mira a Jesús; de conclúyase y con los ojos en plegaria porque, así soy yo.
Y esperaba que no fueses así de egoísta; porque lo fuiste;
Me restregaste en la cara todas tus ansiedades y me dijiste de manera externa que quizá, sólo quizá, si fuera diferente y fuese más compasiva las cosas serían diferente. Que una de tus necesidades emocionales era abrirte emocionalmente.
Más no me digas que te mire a los ojos y esperes que te rece nuevamente; dios esta muerto, dios me encajó la fé.
No soy atea más claramente no seré creyente cuando mi contraparte me ha tratado como una cantina mientras yo lo he tratado como una capilla.
Y me tocaste; de una manera torpe, agresiva y claramente extraña. Lo siento, soy bastante intensa. Y eso lo tuve que disminuir porque si lo hacía entonces me hubiera roto el corazón desde el inicio; eras celoso y posesivo;
Ser protector no es equivalente a ser posesivo y ser directo no es equivalente a ser un patan y reclamar.
No se que se me va del futuro; más una parte tuya se frustra de nuestra vida sexual se fue al carajo después de que yo misma haya empujado tus fantasías para entenderte mejor; y lo hicimos. Me dijiste cada una de tus palabras descritas de que le harías a tu compañera de trabajo y a una de mis amigas si se terceras personas se trataba.
Entonces mi mundo se derrumbó pero no dije nada; lloré un santiamén, mirando hacia el techo con la ansiedad en alto.
Las relaciones no son así, ¿o si?
¿Acaso soy demasiado idealista para saber que quizá tú y yo merecemos mejor?
Porque yo pienso rogarle un santiamén con quien termine; espero poder ser la chica buena que siempre he sido y no la chica temerosa y ansiosa que hoy conozco. Porque mis debilidades para algunos; mis cualidades más suaves quizá tengan el derecho de ser respetadas.
Más no puedo y no pude, y quizá nunca pueda;
No puedes rogarle a un egoísta cuyas plegarias son solo de su propia satisfacción y no comprenden la vulnerabilidad que se imparte al darle el poder a alguien de estar en esa posición. Te respete y te adore como una creyente cree en Dios; te di mis diesmos y mis pesos y aún así me reclamaste que sólo recibías euros porque era más conveniente.
No, no creo que fuiste del todo egoísta. Aunque mi naturaleza te hace sentir incómodo; quieres que me sienta sensual y bonita cuando para ti soy la epitome de la desgracia y la frialdad.
Dios, cuanto quise y en ocasiones quisiera poder creerte. Más creo que sólo haré lo que las masas hacen;
Le daré plegarias a otro dios y espero que ese dios no me vea como menos; más su discípula y su mano derecha. Que me trate como una diosa, en realidad.
Porque no es justo. Tu fuiste mi deidad.
Yo fui tus migajas.