el chico del poema

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me siento estable,
desde el día que lo dejé.
me siento estable,
desde el día que me fui y le dije
que me iría.
porque creo que he estado en la enorme
negación de moverme hacia adelante.
más, conocí un chico
un chico raro,
en realidad rarísimo,
inusual, ecléctico, gracioso,
intencionalmente arrogante, colérico
y sanguíneo;
alguien quien se ríe de las desgracias ajenas
y que se expresa de sus mayores altas como
si el mundo le importara un carajo;
su actitud directa me cautiva,
me deja con la respiración colapsara y los ojos ojos abiertos.
oh, lo hizo. es mas, lo dijo. ¿acaso no?
Cuando era niña escribí acerca del chico con el cual quisiera salir, un bravucón en mi salón tomó mi libreta y la leyó en voz alta; nadie le importó un carajo, más comprendí la actitud sobria de acerca de algunos.
siempre fui inusual y siempre fui demasiado picky con las cosas que me gustaban;
tan picky que se me empezó a cuestionar del todo si me gustaban los hombres, las mujeres o algo intermedio.
creí que quizá mis expectativas eran demasiada altas; más no se como llegué aquí, en este punto. no se del todo como nos conocimos;
solo supe que era un recuerdo reprimido y una risa ruborizada que no había escuchado por décadas.
y la verdad es,
que extrañaba sentirme en color rosa;
más las cosas con el no son rosa; se siente como tener unas gafas que combinan la visión entre el negro y lúgubre color de la vida a combinación de los destellos rosados.
Es natural. Intenso y a la vez no quiero cuestionarlo.
Así que nos llevaremos así; entre una guía de balance y el caos.

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