Capitulo Siete.

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Felix no sabía por qué el sonido lo despertó. Tal vez fuera su resaca la que amplificaba cada ruido, o tal vez fuera una conciencia amplificada perfeccionada durante décadas. Fuera lo que fuera, aquel ligero y casi imperceptible golpe le hizo abrir los parpados hinchados para encontrar a un hombre sosteniendo un arma con un silenciador. Esa pistola apuntaba justo a Hyunjin, quien roncaba suavemente a su lado.

— ¡Hyunjin! —gritó Felix, agarrándolo y haciéndolos rodar a ambos hasta el suelo en el lado opuesto de la cama, donde cayeron desnudos, con sus extremidades enredadas, justo cuando el hombre apretó el gatillo. Las plumas volaron en el aire mientras Felix metía a ciegas las manos en la mesita de noche en busca de su pistola, aliviado de encontrarla allí, arrastrándola hacia abajo justo cuando la lámpara estallaba a su lado. Otra bala hizo un agujero en la ventana mientras él quitaba el seguro.

El hombre dejó de disparar, probablemente al darse cuenta de que Felix también estaba armado. En el momento en que levantara la cabeza por encima del lado del colchón, este cabrón se la iba a quitar. Hyunjin estableció contacto visual con él y señaló debajo de la cama. Al principio, Felix no entendió. Pero luego lo comprendió.

Se asomó por debajo de la tela que ocultaba el fondo de la cama, aliviado al ver que no era una caja sólida. Apenas se veía una franja de un centímetro del hombre y el suelo al otro lado haciendo un espacio suficiente para darle en el centró en el pie calzado del hombre.

Se sonrió cuando el hombre aulló. Fue entonces cuando Felix levantó la cabeza y disparó, la bala golpeó al hombre en la sien, salpicando sangre y cerebro por lo que era antes una pared blanca.

El hombre se quedó como si estuviera colgado por un momento y luego se desplomó en el suelo. Hyunjin ya se había puesto en marcha, agarrando el edredón y poniéndolo al lado del hombre, haciéndolo rodar sobre él antes de rebuscar en los bolsillos del muerto, probablemente en busca de algún tipo de identificación.

El estridente tono del teléfono que sonaba a su lado fue como un trozo de hielo en su canal auditivo. Lo tomó antes de que volviera a sonar, y convirtió su voz en algo lo más tranquilo posible.

— ¿Hola?

—Señor Lee. Le habla la recepción —dijo una voz masculina desde el otro lado de la línea. Por supuesto que lo era. ¿Quién más iba a llamar a un teléfono fijo?

Felix trató de reprimir su impaciencia. — ¿Sí?

—Uhm, nuestro valet dijo que en la suite de al lado creyeron escuchar... ¿Disparos? ¿Necesita ayuda? ¿Debería llamar a la policía?

Hyunjin lo observó atentamente, como si esperara que Felix le dijera que debían huir. — ¿Qué? ¿Disparos? Oh, no, eso fue sólo el sistema de sonido envolvente que mi padre mandó a instalar. Nos hemos dejado llevar un poco viendo una película. Bajaremos el volumen. Nos disculpamos por haber asustado al valet. Nos aseguraremos de darle la propina adecuada.

—Oh, por supuesto. Gracias, Sr. Lee. Y felicidades de nuevo.

Y entonces la línea se desconectó. ¿Felicidades? ¿Por el sistema de sonido envolvente? ¿Por no estar muerto? Felix se sacudió el pensamiento. No tenían tiempo para preocuparse por un empleado de la recepción.

Las cejas de Hyunjin se alzaron. — ¿Se creyeron eso?

—Mi padre le paga muy bien a la gente para que tengan esta suite a nuestra disposición. Realmente no quieren saber nada. Es mucho más fácil para ellos tomarnos la palabra. Después de todo, mi padre es Lee Junho. No haría daño a una mosca.

Hyunjin se encogió de hombros, haciendo una mueca mientras diseccionaba la cartera del hombre, arrojando trozos de papel al suelo. —Nada. Ni identificación, ni tarjetas de crédito. Ni siquiera un tiquete de estacionamiento. Definitivamente, otro jodido profesional. Maldita sea.

Lunatico - Hyunlix #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora