Capitulo Diecisiete.

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Tan pronto como regresaron del club, un Jeongin borracho agarró inmediatamente la mano de Seungmin y lo arrastró al lado de afuera diciéndole que quería "ver las estrellas". La respuesta entusiasta de su hermano a la solicitud, le hizo saber a Felix que observar las estrellas era un nuevo eufemismo para el sexo o que su hermano estaba recientemente interesado en la astronomía. Felix se inclinaba por lo primero. Y ciertamente, no tenía interés en confirmar sus sospechas.

Mientras Hyunjin se dirigía a la ducha, Felix llamó a su padre y a Nayeon para ponerlos al día sobre lo que habían descubierto, aunque no fuera gran cosa. Junho dio el visto bueno para torturar a Euisung por información, pero le recordó que tuvieran cuidado con la extracción.

Después de varias garantías de que no serían atrapados, se despidieron.

Felix se estaba desabrochando la camisa cuando Hyunjin regresó de la ducha con una toalla con un estampado brillante anudada en la cadera y otra más pequeña alrededor del cuello. Su pelo todavía goteaba. ¿Se había molestado siquiera en secarse? ¿Acaso había cruzado la casa así?

Y ¿Si Seungmin y Jeongin hubiesen estado ahí? El pensamiento lo hizo sonrojarse. No quería que nadie tuviera acceso a lo que le pertenecía. Se sentó en la cama, admirando la vista. Hyunjin se cuidaba muy bien. A diferencia de Felix, cuyo físico era principalmente una cuestión de genética y de olvidarse comer, su esposo había esculpido su cuerpo con horas de ejercicio riguroso, lo que explicaba su resistencia física... para todo tipo de cosas.

Ese conocimiento solía enfurecer a Felix. Siempre había sentido que la existencia misma de Hyunjin era simplemente un recordatorio de que él no era lo suficientemente fuerte como para rechazarlo. Su atracción hacia él había sido gravitacional. No había manera de hubiese podido mantenerse alejado. Felix dejó que su mirada recorriera a su esposo desde su cabello azabache chorreante, hasta sus pies un poco demasiado grandes, y luego de regreso hacia arriba.

Hyunjin era todo suyo. Le pertenecía en todos los sentidos imaginables. El pensamiento lo llenó de una especie de satisfacción primaria que nunca podría expresar con palabras. No pudo evitar pensar en ese día en el Gimnasio de The Watch. Lo mucho que lo había deseado. Cuanto lo había odiado, y cuanto lo había querido.

¿Había sido sólo hace una semana? Hyunjin hizo una pausa de secarse el agua sobre su pecho en cuanto notó que Felix lo observaba. Le lanzó una mirada burlona.

— ¿Por qué me miras así?

Felix se recostó sobre sus manos, dejando que su mirada lo recorriera una vez más. — ¿Así cómo?

Hyunjin sonrió. — ¿Como si fueras uno de esos perros que ven carne de los viejos dibujos animados que pasaban los sábados por la mañana? —Hyunjin tomó la toalla más pequeña y fingió cubrirse el pecho, dándole a Felix una mirada fingida de miedo—. Me siento positivamente escandalizado.

Puso los ojos en blanco, pero no pudo esconder su sonrisa. Cruzó la habitación y agarró a Hyunjin por la muñeca, tirando de él hacia la cama en donde lo obligó a sentarse en el borde antes de interponerse entre sus rodillas.

—Mmm, me gusta hacia donde está yendo esto —Murmuró Hyunjin, jugando con los bordes de la camisa de Felix.

Felix resopló, pero no mordió el anzuelo, agarró la toalla más pequeña de las manos de Hyunjin y comenzó a secar el agua sobre su cabello empapado.

Hyunjin suspiró satisfecho, incluso cuando sus manos se deslizaron dentro de la camisa desabrochada de Felix comenzando a juguetear con sus dedos. Los pezones de Felix se endurecieron y piel de gallina se precipitó sobre su cuerpo ante los toques apenas visibles. ¿Esto era lo que hacían las parejas reales? No podía imaginarse a sus hermanos, despiadados y sedientos de sangre, haciendo una cosa tan doméstica.

Lunatico - Hyunlix #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora