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Jimin

Desperté con un sobresalto cuando una almohada fue arrojada sobre mi rostro. Mi madre, siempre tan puntual, había decidido que el domingo a las 10 de la mañana era el momento perfecto para despertar a su hija con una broma. Había pasado la noche en una fiesta y mi cuerpo aún estaba lidiando con las consecuencias del alcohol. A través del ruido y el dolor de cabeza, escuché que vendrían visitas. ¿Quién demonios trae visitas un domingo a las 10 de la mañana? Oh, claro, estamos hablando de Tiffany, mi madre.

Me arrastré al baño para darme una ducha rápida y salir lo suficientemente presentable para la ocasión. Luego, tragando aspirinas como si fueran caramelos, intenté ahogar el dolor en mi cabeza. Pero la sonrisa en mis labios no podía ocultar el entusiasmo que sentía al recordar la noche anterior.

Lee Jaewook. Me había besado. ¡Lee Jaewook me había besado! Sí, ambos estábamos claramente ebrios, pero eso no restaba impacto al hecho de que sus labios habían chocado con los míos, dejándome en un estado de aturdimiento y sorpresa.

Mi madre Taeyeon irrumpió en la habitación golpeando la puerta con impaciencia. Me miró con una mueca burlona y entró sin esperar respuesta.

— ¡Jaewook, Jaewook! —se burló con una sonrisa amplia. La golpeé en el hombro para hacerle saber que me estaba molestando. — Vamos, ¿estás lista? Tenemos que ir al aeropuerto, y tu madre me matará si le digo que no queremos ir.

— ¿Tampoco quieres ir? —reí, aunque mi cabeza estaba en pleno torbellino. Ella negó con rapidez.

— Wendy es realmente homofóbica — susurró, cerrando la puerta detrás de ella. Alce una ceja, confundida por sus palabras. — Es por eso que se quedarán aquí en Corea. La señora piensa que puede volver heterosexual a su hija.

Me quedé boquiabierta. Creí que la homofobia era cosa del pasado, especialmente en el siglo XXI. ¿Qué clase de persona tiene una mentalidad tan arcaica?

— ¿Y qué haremos cuando se entere de que en esta casa somos todos homosexuales? —pregunté, sintiendo un nudo en el estómago.

— Tu madre quiere que nos hagamos pasar por amigas, al menos hasta que se vayan —suspiró Taeyeon. Crucé los brazos, sintiendo una mezcla de frustración y indignación. ¿Cómo podían ocultarse en su propia casa? — Sé que es difícil, pero tu madre lo hace por el bien de Minjeong.

— ¿Quién es Minjeong?

— La hija de Wendy.

Antes de que pudiera hacer más preguntas, mamá Tiffany abrió la puerta de mi habitación con una mirada inquisitiva.

— ¿Escondiéndote de mí? —preguntó, con una ceja levantada. Taeyeon me guiñó un ojo y reí. — ¿Ya están listas? Hay que ir al aeropuerto.

— Vamos —dijo mamá Taeyeon, tomándola de la mano. Sonreí, admirando el amor que compartían. A veces soñaba con tener una relación tan duradera y sólida como la de mis mamás.

Bajamos las escaleras y subimos al auto de mamá Taeyeon, quien condujo hacia el aeropuerto. Tuvimos que esperar unos veinte minutos hasta escuchar que el avión había aterrizado.

— ¡Tiffany!

— No puede ser —murmuró Taeyeon, su rostro mostrando claramente su malestar. Me reí en silencio al ver la expresión de pocos amigos de Taeyeon. Tiffany, en contraste, saludaba con una sonrisa radiante a una señora que arrastraba a una joven detrás de ella.

Cuando llegaron frente a nosotras, Tiffany saludó a la señora con una formalidad que parecía de otra época. Taeyeon, claramente incómoda, jugaba nerviosamente con sus zapatos.

A las chicas le gustan los chicos - Winrina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora